Resumen breve

La vigilancia de aguas residuales es una herramienta de salud pública que puede rastrear la propagación de patógenos. El virus que causa la poliomielitis se encontró en aguas de alcantarilla de Nueva York como parte de esos monitoreos. Sin embargo, publicaciones en las redes sociales aseguran de manera incorrecta que el virus se encontró en el agua del grifo. Se hicieron afirmaciones similares sobre el virus de la viruela de mono.


Historia completa

Funcionarios de la salud anunciaron el 12 de agosto que se encontró poliovirus, el virus causante de la enfermedad paralizante poliomielitis, en las aguas negras (servidas) de la ciudad Nueva York, lo que indicaría que el virus está circulando y que las personas que no están vacunadas contra la polio podrían estar en riesgo.

Si bien el virus se detectó mediante el monitoreo en aguas residuales, usuarios de redes sociales están asegurando de manera errónea que se encontró en el agua corriente (del grifo).

Muchas de estas afirmaciones se enfocan en el alcalde de la ciudad de Nueva York Eric Adams, que en julio subió videos a sus perfiles de TikTok y Twitter promoviendo el agua potable de la ciudad.

“¿Recuerdas cuando el alcalde Adams le pidió a todos en Nueva York que tomen agua del grifo? Bueno, encontraron polio en el agua de Nueva York”, dice una publicación en Instagram que incluye el video original de Adams.

Una versión de la publicación (compartida el 13 de agosto) acumuló más de 100.000 “me gusta” en menos de tres días. “Con Biden, ahora tenemos polio en el agua del grifo”, dice la leyenda al pie. “Felicidades, tu voto nos ha convertido en un país del tercer mundo, solo porque no te gustan los ‘tuits rudos’”.

El posteo original proviene de una cuenta que ya había compartido desinformación sobre las vacunas contra el COVID-19 y las elecciones presidenciales de 2020. Otras publicaciones en Facebook también engañan al decir que se encontró poliovirus en el agua corriente de Nueva York.

Como hemos mencionado, estos posteos confunden erróneamente el agua del grifo con las aguas residuales.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) las aguas residuales, aguas negras o de alcantarilla, “incluyen las aguas provenientes del uso en casas y edificios (como de inodoros, duchas y lavamanos), que pueden contener desechos fecales humanos, así como el agua que proviene de fuentes no residenciales (como el agua de lluvia y la usada por industrias)”.

“El monitoreo del  poliovirus se realizó en aguas de alcantarilla. NO en el agua corriente”, aseguró Patrick Gallahue, portavoz del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, en un correo electrónico. “El agua corriente es segura”, agregó. “LAS PERSONAS NO SE PUEDEN CONTAGIAR DE POLIO POR TOMAR AGUA CORRIENTE EN NUEVA YORK”.

Ted Timbers, director de comunicaciones del Departamento de Protección Ambiental de Nueva York, también le garantizó al público la seguridad del agua del grifo.

“El agua del grifo de NYC se evalúa más de medio millón de veces al año (556.000 veces) para asegurarnos de que sea de la más alta calidad. El agua corriente de NYC es completamente segura para beber”, nos dijo en un correo electrónico.

Monitoreo del virus de la polio en aguas residuales

Funcionarios estatales de Nueva York comenzaron a testear muestras de aguas residuales para el virus de la polio, incluyendo muestras recolectadas con anterioridad, luego de un extraño caso de poliomelitis identificado en el condado de Rockland, ubicado justo al norte de Nueva York, el 21 de julio, como explica la página web estatal.

El paciente infectado era un adulto joven que no estaba vacunado y que había desarrollado debilidad muscular y parálisis a mediados de junio luego de una infección provocada por una cepa de poliovirus derivada de una vacuna.

Desde el año 2000, en Estados Unidos solo se administra la vacuna antipoliomielítica inactivada, que no contiene una forma viva del virus y no puede contagiar de polio. Sin embargo, otros países aún utilizan la vacuna atenuada viva oral porque puede prevenir la transmisión prolongada y es mejor para los esfuerzos de erradicación.

No obstante, en raras ocasiones, el virus de la vacuna puede replicarse en personas inmunodeprimidas o poblaciones de mayor tamaño y revertirse a un virus que puede causar parálisis. Cuando esto sucede, por lo general después de un año o más de circulación, las personas no vacunadas se encuentran en riesgo de contraer polio.

Como el individuo de Rockland no había viajado al exterior últimamente, esto sugiere que la cadena de transmisión tuvo lugar dentro de Estados Unidos y se originó con una persona vacunada en otro país con la vacuna contra la poliomielitis oral. Los análisis genéticos realizados al poliovirus del paciente indican que ya llevaba un año de circulación, aunque el lugar de transmisión no se conoce. Los CDC señalan que la cepa de la muestra se distingue de la cepa de la vacuna por 10 diferencias.

El caso de polio en Rockland fue el primero en Estados Unidos desde 2013, observado en un bebé inmunocomprometido que había recibido la vacuna antipoliomielítica oral en la India, y el primer caso de una cadena de transmisión en el país desde 2005.

El monitoreo de aguas residuales, que se ha convertido en una herramienta de salud pública más desarrollada durante la pandemia de COVID-19, es útil porque rastrea la transmisión de la enfermedad en una comunidad en forma anónima y no depende de pruebas de diagnóstico o de síntomas identificados en un paciente.

Esto es importante en el caso de la polio porque la mayoría de las personas infectadas con el virus no presentan síntomas. Un cuarto de los pacientes desarrolla síntomas similares a los de la gripe y solo un porcentaje mucho más pequeño desarrollará síntomas más severos, como meningitis o parálisis. La parálisis, que puede ser mortal, afecta a 1 de cada 200 personas o menos, según la cepa viral (incluyendo la cepa derivada de la vacuna identificada en el caso de Rockland, que afecta a 1 de cada 1.900 personas). Solo las personas afectadas con parálisis se cuentan como que tuvieron  polio.

Según el Departamento de Salud del Estado de Nueva York, al 12 de agosto se habían identificado 20 muestras de aguas residuales vinculadas genéticamente con el virus identificado en el caso de poliomielitis del condado de Rockland, incluyendo 13 muestras recolectadas entre mayo y julio en el mismo condado, y siete recolectadas en junio o julio en el condado vecino de Orange.

Otras seis muestras de la ciudad de Nueva York, dos en junio y cuatro en julio, dieron positivo por poliovirus. Todavía se desconoce si también están genéticamente vinculadas al caso del condado de Rockland, pero sí se sabe que correspondían a una cepa del poliovirus derivada de las vacunas.

Los resultados de las aguas residuales son importantes porque sugieren que hay una transmisión del poliovirus a nivel local y enfatizan la necesidad de vacunarse contra la enfermedad.

Vacunación contra la poliomielitis

La mayoría de los adultos en Estados Unidos recibieron la vacuna contra la polio en la niñez, pero algunos pueden haberse saltado la vacuna o no haber recibido todas las dosis.

Según los CDC, los niños deberían recibir cuatro dosis de la vacuna: tres dosis entre los 6 y 18 meses de vida, y una cuarta dosis entre los 4 y los 6 años de edad. Tres dosis de la vacuna contra la polio con el virus inactivado son al menos 99% efectivas en prevenir la enfermedad.

Hasta junio de este año, en la ciudad de Nueva York solo el 86,2% de los niños de entre 6 meses y 5 años habían recibido tres dosis de la vacuna. En algunos barrios, la cifra se encuentra por debajo del 60%.

Con porcentajes de un 60% o menos, los condados de Rockland y Orange tienen cifras por debajo del promedio con respecto a niños que recibieron las tres dosis de la vacuna contra la polio a los 2 años de edad. En el condado de Rockland ya habían ocurrido brotes de sarampión en 2018 y 2019, en su mayoría entre personas sin vacunar que pertenecían a la comunidad judía ortodoxa, que contaba con bajos porcentajes de vacunación contra el sarampión.

La polio es muy contagiosa y se propaga a través del contacto con heces y, en menor medida, de gotículas infectadas provenientes de estornudos o tos.

Sin embargo, la conexión de la polio con las instalaciones sanitarias (como lo indica una de las publicaciones: “cualquiera que conoce la verdadera historia de la polio sabe de su relación con las instalaciones sanitarias”) es muy malinterpretada.

Como lo explicamos antes, la poliomielitis ya no suele ser un problema en Estados Unidos gracias a las vacunas, no a mejores servicios de saneamiento. Por el contrario, la mejora del saneamiento hizo que la polio sea más visible a mitades del siglo pasado porque, antes de 1910 aproximadamente, la mayoría de las personas se infectaban cuando durante la infancia, cuando el riesgo de parálisis era muy bajo. La amenaza de la enfermedad se redujo en gran medida gracias a la vacunación masiva.

Afirmaciones similares sobre la viruela de mono

Además del virus de la polio, en las redes sociales también se malinterpretaron las noticias sobre el monitoreo del virus de la viruela del mono en aguas residuales para afirmar que ese virus se había encontrado en el agua potable.

Una publicación de Facebook del 8 de agosto, por ejemplo, incluye un video de una persona comentando mientras graba un segmento del noticiero sobre una planta de aguas residuales cerca de Atlanta, Georgia, que había comenzado el monitoreo del virus de la viruela de mono.

“Encontraron viruela de mono en el agua”, dice el posteo, que implica de manera errónea que la noticia se refiere al agua del grifo. Pero el informe del noticiero local, con fecha del 26 de julio, ni siquiera mencionaba que el virus de la viruela de mono se había detectado en aguas residuales. Solo reportaba que la vigilancia del virus, en muestras de agua de alcantarilla, había comenzado.

“El monitorieo es de AGUAS RESIDUALES”, dijo Patrick Person, jefe del departamento de calidad del agua en el condado de Fulton, Georgia, a nuestros colegas de verificación de datos de Reuters cuando le consultaron por publicaciones similares. “El video en las redes sociales que mencionan es falso y engañoso. De nuevo aclaro que estamos vigilando en AGUAS RESIDUALES… El agua potable es 100% segura”.

Este año también desmentimos una elaborada teoría conspirativa que aseguraba que el COVID-19 no era causado por un virus, sino por veneno de serpiente que se propagaba entre la población a través del agua corriente. El supuesto vínculo con el ramal de distribución de agua en realidad hacía referencia a que los CDC habían facilitado la vigilancia en aguas residuales del COVID-19.

Traducido por Malena Saralegui/Factchequeado.

Nota el editor: Este artículo ha sido publicado gracias a nuestra alianza con Factchequeado.


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