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Agencias sanitarias gubernamentales informaron de un potencial problema de seguridad por accidentes cerebrovasculares en personas mayores de 65 años con una de las vacunas contra el COVID-19, pero las agencias no han encontrado una relación causal y la señal fue identificada por solo uno de varios sistemas de monitoreo. Los activistas antivacunas, sin embargo, han afirmado erróneamente que las agencias han hallado una relación entre la dosis de refuerzo y los derrames cerebrales.


Historia completa

La mayoría de los sistemas concebidos para detectar indicios tempranos de problemas potenciales con las vacunas contra el COVID-19 no han arrojado indicación alguna de que el refuerzo bivalente de Pfizer/BioNTech se corresponda con cierto tipo de derrame cerebral en personas mayores de 65 años.

Pero un sistema sí lo hizo. Por lo que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) emitieron un comunicado el 13 de enero en el que reportaron que el Vaccine Safety Datalink, un sistema de monitoreo en tiempo real que los CDC han usado desde 1990, había “alcanzado el criterio estadístico para abrir una investigación para determinar si había un problema de seguridad relacionado con accidentes cerebrovasculares isquémicos en personas mayores de 65 años que recibieron la vacuna bivalente de Pfizer-BioNTech”.

Los CDC y la FDA también explicaron que:

  • El Sistema de Notificación de Reacciones Adversas a las Vacunas (VAERS) no lo había detectado.
  • La base de datos global de seguridad de Pfizer/BioNTech no lo había detectado.
  • Otros países no han detectado un mayor riesgo de este tipo de accidentes cerebrovasculares con vacunas bivalentes.
  • Un amplio estudio de las vacunas bivalentes de Pfizer/BioNTech y de Moderna utilizando la base de datos de los Centros para los Servicios de Medicare y Medicaid no mostró incremento alguno de accidentes cerebrovasculares isquémicos.
  • Un estudio preliminar utilizando la base de datos de la Oficina para los Veteranos no mostró un mayor riesgo de accidentes cerebrovasculares isquémicos tras recibir una vacuna bivalente.

“Aunque la totalidad de la data actualmente sugiere que es muy poco probable que la señal en VSD represente un riesgo clínico verdadero, creemos importante compartir esta información con el público”, escribieron los CDC y la FDA en el comunicado.

Pese a todo el contexto ofrecido por los CDC y la FDA y el hecho de que la vacuna de Moderna contra el COVID-19, con una fórmula similar, no generó una señal, activistas antivacunas usaron el comunicado para sugerir erróneamente que las agencias habían hallado una relación causal entre los refuerzos y los derrames cerebrales.

La doctora Simone Gold, quien frecuentemente ha diseminado desinformación sobre tratamientos para el COVID-19, escribió en un hilo de Twitter sobre el comunicado: “Hemos sabido la verdad desde hace tiempo. Le hemos advertido al público sobre los peligros potenciales asociados con agentes biológicos experimentales. Los funcionarios de salud pública que han promocionado estas vacunas como ‘completamente seguras’ mientras censuran a las voces disidentes tienen sangre en sus manos”.

Robert F. Kennedy Jr., quien dirige la organización antivacunas Children’s Health Defense, adoptó un enfoque similar y se refirió a las múltiples afirmaciones hechas por activistas antivacunas desde que las vacunas estuvieron disponibles, como si hubiesen estado correctas. “Nueva información alarmante de los CDC + FDA que todo el mundo ha sabido durante casi dos años”, escribió en Twitter.

Y el conspiracionista, Stew Peters, fue más allá, al afirmar en Rumble que los “CDC ADMITEN que las vacunas causan derrames cerebrales”.

Pero, tal como está claro en el comunicado que públicamente anunció el potencial problema, los CDC no han identificado ningún tipo de relación causal.

El alcance de su hallazgo es que data recogida a través de VSD indicó que los científicos deberían investigar si los mayores de 65 años pueden correr el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular isquémico durante las primeras semanas posteriores a una dosis del refuerzo bivalente de Pfizer. La señal emitida por el sistema se basó en comparar el riesgo de accidente cerebrovascular en los 21 días posteriores a la vacunación, con los días 22-42 posteriores a la vacunación.

Un accidente cerebrovascular isquémico ocurre cuando un vaso sanguíneo que trae sangre al cerebro se obstruye, usualmente debido a depósitos grasos en las paredes de los vasos sanguíneos y a coágulos sanguíneos, según la American Stroke Association. Este tipo de derrame cerebral representa más del 80% de todos los derrames, según la Cleveland Clinic.

El sistema de seguridad Vaccine Safety Datalink halló que entre cerca de 550.000 personas mayores de 65 años, 130 tuvieron un derrame cerebral durante las tres semanas posteriores a la vacuna, según el diario Washington Post. Ninguno de los que sufrió derrames falleció.

“Frecuentemente, estos sistemas de seguridad detectan señales que pueden deberse a otros factores distintos a la vacuna”, señaló el comunicado que anunció el potencial problema.

Los sistemas de monitoreo de seguridad como VSD están diseñados para detectar una amplia variedad de señales potenciales para que los investigadores puedan sopesar si las agencias sanitarias deben modificar sus recomendaciones. Hemos escrito sobre ejemplos similares a este, donde los sistemas detectaron un problema potencial y los investigadores hallaron escasa o ninguna evidencia de que las vacunas estuvieran causando problemas.

También hemos escrito sobre ejemplos donde los sistemas de monitoreo de seguridad detectaron un problema que los investigadores concluyeron que probablemente estaba vinculado a una vacuna, como en el caso de la vacuna de Johnson & Johnson, que puede causar un tipo particular de coágulos con bajos niveles de plaquetas. La condición es muy rara y los CDC han recomendado las dos vacunas ARNm antes que la de J&J, la cual representa solo un pequeño porcentaje de las vacunas administradas en EE. UU. 

Tal como señaló el artículo del Washington Post, las autoridades están escépticas sobre la existencia de un riesgo de seguridad en este caso porque no hay razón para que este tipo de problema surja ahora, teniendo en cuenta la gran cantidad de vacunas administradas alrededor del planeta durante los últimos dos años. Y tampoco hay razón para se presente solamente en la vacuna Pfizer-BioNTech y no en la de Moderna, que es muy similar.

El hecho de que los funcionarios de salud pública puedan detectar un problema potencial asociado a las vacunas, sin embargo, demuestra que el sistema funciona.

Pero en este caso, no ameritó un cambio en las recomendaciones para las vacunas, que han sido efectivas en la prevención de enfermedades severas por COVID-19 y, como los estudios han mostrado, pueden reducir el riesgo de derrame cerebral tras la infección con el virus que causa el COVID-19.


Traducido por Luis Alonso Lugo.

Nota del editor: Los artículos de SciCheck que corrigen información errónea sobre temas de salud se publican gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación.