Compendio SciCheck

Muchos atletas en Estados Unidos se han vacunado contra el COVID-19 sin presentar ningún efecto adverso. Pero un medio conservador ha citado una lista de atletas supuestamente lesionados por las vacunas para afirmar que “puede haber algo malo con la vacuna”. No hay ninguna prueba de que las vacunas hayan perjudicado a los atletas de la lista, la mayoría de ellos, de hecho, retirados.


Historia completa

Los atletas profesionales de algunas de las ligas más populares de Estados Unidos están en su mayor parte vacunados contra el COVID-19: el 94,4% de los jugadores en la NFL están vacunados, alrededor del 95% en la NBA y más del 99% en la NHL.

Al igual que las más de 200 millones de personas que han sido completamente vacunadas en EE. UU., la mayoría de los atletas no informaron efectos secundarios graves.

Pero en las redes sociales ha estado circulando la afirmación falsa de que un alud de atletas ha resultado lesionado o ha muerto a causa de las vacunas.

Reuters escribió sobre una versión de esta afirmación centrada en jugadores de fútbol. Nosotros nos vamos a concentrar en una afirmación del medio conservador Gateway Pundit que presentó una lista de atletas, compilada por goodsciencing.com, quienes supuestamente sufrieron lesiones o la muerte tras recibir la vacuna. Good Sciencing, un sitio web que opera de forma anónima, afirma que rastrea casos de “atletas jóvenes que tuvieron problemas médicos importantes en 2021 después de recibir una o más vacunas contra el COVID”.

Según Gateway Pundit, la lista “muestra que puede haber algo malo con la vacuna si los mejores atletas del mundo sufren o mueren después de recibirla”.

En la lista se incluyó a más de 300 atletas de todo el mundo, entre ellos, estudiantes, profesionales, aficionados y retirados. Revisamos la información pública disponible de cada uno de los 19 atletas profesionales provenientes de, o que jugaron en, EE. UU. En ninguno de los casos encontramos prueba alguna de una relación causal entre las vacunas y las lesiones o muertes.

También encontramos que:

  •  A pesar de describirlos como “atletas”, 13 de los 19 estaban retirados de su deporte.
  •  Aunque Good Sciencing afirma que las vacunas contra el COVID-19 fueron culpables de las muertes o lesiones, el sitio web no proporciona ninguna prueba, en la mayoría de los casos (16 de los 19), de que los atletas y exatletas estuvieran vacunados.
  • Si bien en la mayoría de los casos la causa de muerte o lesión sigue siendo desconocida, encontramos varios casos en que los deportistas o sus familias señalan otras causas, tal como los antecedentes médicos. En un caso, un exjugador de hockey había estado luchando contra una drogadicción y murió por una sobredosis, no por una vacuna.
  • Hubo dos casos en los que los atletas afirmaron que habían sufrido una reacción adversa a una vacuna contra el COVID-19, pero en uno de ellos el atleta retractó su afirmación.

Los detalles de cada caso son los siguientes:

Hank Aaron, una leyenda del béisbol que jugó 21 temporadas con los Bravos de Atlanta,murió el 22 de enero de causas naturales. Tenía 86 años.

Dos semanas antes de morir, Aaron recibió públicamente su primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Moderna. Pero no hay ninguna prueba de que su muerte estuviera relacionada con la vacuna, y ya antes escribimos sobre afirmaciones que dicen que sí lo estuvo.

Poco después de su muerte, la médico forense del condado de Fulton, Karen Sullivan, dijo aFact Check de AFP en un comunicado enviado por correo electrónico: “No hubo información que sugiriera una reacción alérgica o anafiláctica a ninguna sustancia que pudiera atribuirse a la distribución reciente de la vacuna”. Y agregó: “Además, el examen del cuerpo del Sr. Aaron no sugirió que su muerte se debiera a ningún otro evento que al relacionado con sus antecedentes médicos”.

Un funcionario de su oficina, que examinó el cuerpo de Aaron después de su muerte, dijo a FactCheck.org por teléfono en ese momento que el fallecimiento “se debió a causas naturales”.

Wayne Radford, quien fue parte del equipo de baloncesto de la Universidad de Indiana en 1976 y jugó una temporada en la NBA con los Pacers de Indiana, murió en su casa el 10 de enero de 2021. Tenía 64 años.

La causa inmediata de muerte de Radford fue una enfermedad cardiovascular arteriosclerótica hipertensiva que había tenido durante meses, según su certificado de defunción. Una causa contribuyente fue una hemorragia cerebral causada por un aneurisma. No se mencionaron las vacunas contra el COVID-19, las cuales aún no estaban disponibles para las personas de la edad de Radford cuando murió.

Las vacunas estaban disponibles para los trabajadores de la salud, los residentes en centros de atención a largo plazo, los socorristas y aquellos de al menos 80 años de edad, de acuerdocon los criterios de elegibilidad del Departamento de Salud de Indiana en ese momento.

Andy Haman, culturista profesional retirado, murió el 19 de marzo de 2021. Tenía 54 años. Haman falleció tras una embolia pulmonar después de una cirugía en el codo, según publicó su familia en un sitio web para recaudar fondos. Su esposa, Michelle Haman, dijo a la publicación canadiense Muscle Insider, que un año antes Haman también había sufrido una embolia pulmonar que casi lo mató.

“Con sus antecedentes, los médicos creyeron que eso es lo que había sucedido nuevamente”,dijo a la revista.

No pudimos encontrar ningún registro público de su estado de vacunación y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Alex Stalock, portero de los Oilers de Edmonton de 34 años, dijo al sitio web de noticias deportivas The Athletic que le diagnosticaron una afección cardíaca llamada miocarditisdespués de haber dado positivo para el COVID-19 en noviembre de 2020. Las primeras vacunas no estuvieron disponibles hasta el mes siguiente.

“Fue una locura”, dijo Stalock a The Athletic. “Fue justo en el momento en que estaban encontrando esto en muchos atletas después de tener COVID, especialmente en el fútbol americano universitario”.

Curiosamente, una de las dos fuentes citadas en la lista de Good Sciencing es el artículo de The Athletic, que no dice nada sobre las vacunas. Del mismo modo, la otra fuente tampoco menciona las vacunas.

También vale la pena señalar que el COVID-19 aumenta el riesgo de miocarditis. Un estudio israelí publicado en el New England Journal of Medicine encontró que el COVID-19 está relacionado con 11 casos adicionales de miocarditis por cada 100.000 personas.

Brandon Goodwin, de 26 años, quien juega para los Knicks de Westchester en la Liga G de la NBA y que anteriormente jugó para los Hawks de Atlanta, sugirió a principios de octubre que había tenido una lesión relacionada con la vacuna en la primavera, pero dos semanas después retiró su declaración. Goodwin no respondió a nuestro pedido de aclaración, pero esto es lo que está disponible públicamente:

A partir del 16 de mayo, los Hawks publicaron en Twitter que Goodwin estaba ausente con “síntomas similares a los de la gripe”.

El mismo día, Goodwin tuiteó: “Juro que he estado enfermo más veces este año que en toda mi vida”.

El 18 de mayo, los Hawks tuitearon: “Brandon Goodwin ha sido diagnosticado con una afección respiratoria menor que requiere tratamiento y que lo mantendrá ausente el resto de la temporada”.

Ni el equipo ni Goodwin mencionaron nada sobre la vacunación en relación con su enfermedad.

Posteriormente, a principios de octubre, Goodwin dijo en una transmisión en vivo en Twitch que se había “enfermado” en la primavera y que los síntomas, incluyendo cansancio y dolor de espalda, comenzaron mientras jugaba contra los Sixers de Filadelfia a fines de abril.

“Estuve bien hasta entonces, hasta que recibí la vacuna estuve bien”, dijo en el video. “Así que la gente que trata de decirte algo así como ‘no, no es la vacuna’. ¿Cómo lo sabes? No lo sabes”.

Luego, en una grabación de la sesión publicada en YouTube, Goodwin dice: “Sí, la vacuna acabó con mi temporada, al 1000%”.

Luego dice que sea lo que sea que causó su enfermedad, no le causó efectos a largo plazo. “Volví a la normalidad después de tener ese pequeño episodio e ir al hospital”, dijo. “Yo estaba bien”.

Su afirmación fue promovida por la organización antivacunas de Robert F. Kennedy Jr. llamada Children’s Health Defense y atrajo a defensores antivacunas a su página de Twitter.

El 14 de octubre, Goodwin dio marcha atrás y tuiteó: “Me enfermé. Tal vez fue la vacuna, tal vez fue COVID, no lo sé, no soy un experto. Pero estoy bien, estoy sano y a punto de jugar”.

Dado que Goodwin no respondió a nuestra solicitud de comentarios, no podemos decir qué causó su enfermedad. Pero ha sido autorizado a jugar en la Liga G de la NBA, participando en los partidos de los Knicks de Westchester a partir del 23 de noviembre. En un partido reciente, el 12 de diciembre, Goodwin lideró a su equipo al marcar 33 puntos. Por lo tanto, no es un ejemplo de alguien marginado por las vacunas.

Daniel Brito, de 23 años, pertenece al equipo los Iron Pigs de Lehigh Valley de la liga menor de los Phillies de Filadelfia. Fue contratado por los Phillies en 2014.

Brito colapsó durante un partido en Rochester, Nueva York el 31 de julio y esa noche se sometió a cirugía, informó el Philadelphia Inquirer. El 30 de septiembre, los Phillies anunciaron que Brito había sido trasladado a un centro de rehabilitación a principios de esa semana.

“Ha mostrado progreso en su recuperación y aunque todavía le queda por delante un largo camino de rehabilitación, el personal médico se ha maravillado por su determinación y su espíritu competitivo a lo largo de este proceso”, dijo el comunicado.

No pudimos encontrar detalles sobre lo que había causado el colapso de Brito y la declaración de los Phillies señaló que su familia había pedido privacidad. No hay ninguna prueba de que el incidente estuviera relacionado con una vacuna.

John Meadows, exculturista y entrenador profesional que se hacía llamar Mountain Dog,murió el 8 de agosto. Tenía 49 años.

Meadows tuvo un ataque al corazón el año anterior, el 11 de mayo de 2020, y en un video de YouTube que publicó más tarde esa semana dijo que había tenido coágulos de sangre en el corazón.

La causa inmediata de muerte que figura en su certificado de defunción fue “complicaciones tardías de hiperplasia miointimal idiopática con trombosis”. Otra afección significativa mencionada fue “enfermedad trombótica recurrente con uso de anticoagulantes a largo plazo”. Así que la trombosis, o coágulos de sangre, contribuyeron a su muerte. No se mencionaron las vacunas contra el COVID-19.

Meadows también tenía otros problemas médicos. Según un obituario en una publicación profesional para culturistas, Meadows fue diagnosticado en 2005 con una “enfermedad del colon poco común llamada hiperplasia miointimal idiopática de las venas mesentéricas”. Según el artículo, esa enfermedad requirió que le extirparan el colon.

No pudimos encontrar ningún registro público de su estado de vacunación y la lista de Good Sciencing tampoco proporcionó prueba alguna de este.

Kyle Warner, ciclista de montaña profesional que vive en Idaho, ha vociferado sobre sus problemas médicos que dice que se deben a la segunda dosis de la vacuna de Pfizer. Warner,de 29 años, ha publicado videos sobre sus problemas médicos en plataformas de redes sociales y participó en un panel de discusión organizado por el senador Ron Johnson, un republicano de Wisconsin que ha promovido el uso de tratamientos no probados para el COVID-19 y sembrado dudas acerca de las vacunas.

Johnson abrió la sesión del panel diciendo: “Estamos presentando esto como una discusión sobre los mandatos de vacunación, que son la respuesta política actual al COVID que nos robará la libertad y tendrá un enorme costo para los seres humanos y para nuestra economía”.

El senador había celebrado una conferencia de prensa similar en junio.

Warner dijo al panel que le habían diagnosticado una afección cardíaca después de recibir la segunda dosis de la vacuna en junio.

Le pedimos a Warner pruebas que demostraran que su diagnóstico estaba relacionado con la vacuna y nos proporcionó una carta que su cardiólogo escribió a otro médico autorizándolo para un procedimiento no relacionado.

La carta fechada el 22 de septiembre decía que Warner “tuvo miocarditis después de recibir una vacuna contra el COVID-19”.

Y continuaba: “la resonancia magnética cardíaca de seguimiento y la prueba de esfuerzo fueron normales”.

El panel de seguridad de vacunas que asesora a los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) señaló en mayo, cinco meses después de que las vacunas se implementaron en EE. UU., que había habido “relativamente pocos” informes de miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) después de la vacunación.

“Dentro de los sistemas de monitoreo de seguridad de los CDC, las tasas de informes de miocarditis en el periodo posterior a la vacunación contra el COVID-19 no han diferido de las tasas de referencia esperadas”, señaló un informe de la reunión del panel del 17 de mayo. Aun así, el panel recomendó que se diera a los médicos información sobre el posible evento adverso.

Más tarde ese mes, los CDC publicaron una página en su sitio web sobre la pericarditis y la miocarditis después de la vacunación, aunque no está claro si la vacuna realmente causa esos problemas cardíacos. En junio, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) agregó información sobre el riesgo potencial a las hojas informativas de las vacunas de Pfizer y de Moderna.

Los funcionarios de salud pública continúan monitoreando los informes de posibles reacciones adversas después de la administración de las vacunas, incluidos los informes presentados al Sistema de Notificación de Reacciones Adversas de las Vacunas del gobierno (VAERS, por sus siglas en inglés), para determinar si puede haber riesgos anteriormente desconocidos.

Hasta el 24 de noviembre de 2021, VAERS había recibido 1.949 informes de miocarditis o pericarditis en personas de 30 años o menos, según los CDC. Para esa fecha, más de 196 millones de personas habían sido completamente vacunadas y se habían administrado casi 567 millones de dosis de la vacuna.

Después de que los funcionarios dieron seguimiento a esos informes del VAERS, incluidas las revisiones de las historias clínicas, los CDC y la FDA confirmaron 1.071 informes de miocarditis o pericarditis. Los CDC todavía están investigando si esas enfermedades tienen o no relación con la vacunación contra el COVID-19.

Los CDC han señalado que los informes de esas afecciones después de la vacunación son infrecuentes y que “la mayoría de los pacientes con miocarditis o pericarditis que recibieron atención respondieron bien al tratamiento con medicamentos y al reposo y mejoraron rápidamente”.

George Peterson, de 37 años, exculturista y ganador de la competencia de “Físico Clásico” del Arnold Classic 2019, fue encontrado muerto en su habitación de un hotel en Orlando el 6 de octubre, días antes de participar en la competencia Mister Olympia 2021.

Se sospechó que Peterson había muerto varias horas antes de que lo encontrara su entrenador y amigo, Justin Miller, quien intentó darle RCP y llamó a la policía.

No pudimos encontrar ningún registro público del estado de vacunación de Peterson y Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Enviamos un correo electrónico a la oficina del forense del condado de Orange para obtener más información, pero hasta este momento, no se ha compartido información sobre la causa de muerte o detalles de una autopsia.

Carl Madsen, de 71 años, quien trabajó como funcionario de la NFL durante más de dos décadas, murió el 28 de octubre tras sufrir un aparente problema médico mientras conducía a su casa después de un partido entre los Chiefs de Kansas City y los Titans de Tennessee.

Según la Associated Press, el Departamento de Policía de la zona metropolitana de Nashville dijo que los oficiales recibieron una llamada sobre un SUV que estaba parado con un conductor inconsciente. Después de llegar a la escena, los oficiales rompieron una ventana para sacar a Madsen del vehículo y le realizaron compresiones torácicas hasta que llegó el departamento de bomberos para llevarlo al Hospital St. Thomas Midtown donde falleció.

Aunque la NFL exigió que los funcionarios y los empleados de la liga estuvieran vacunados e informó una tasa de vacunación del 99% a principios de septiembre, no pudimos encontrar un registro público del estado de vacunación de Madsen.

Pedro Feliciano, de 45 años, lanzador de la MLB retirado que jugó para los Mets de Nueva York, murió el 7 de noviembre mientras dormía.

En 2013, Feliciano reveló que le habían diagnosticado una afección médica infrecuente que no puso en riesgo su vida, pero le causó un pequeño orificio en la parte externa del corazón. Hasta este momento, la causa de muerte de Feliciano sigue siendo desconocida y no está claro si la afección infrecuente causó su muerte. No pudimos encontrar ningún registro público de su estado de vacunación y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

David Patten, de 47 años, exreceptor abierto de la NFL que ganó tres Super Bowls con los Patriots de New England, murió en un accidente de motocicleta el 2 de septiembre en Columbia, Carolina del Sur, según Naida Rutherford, forense del condado de Richland, quien proporcionó una declaración a la AFP sobre la muerte de Patten.

El U.S. Sun informó que la Patrulla de Caminos de Carolina del Sur dijo que el accidente que involucró a Patten ocurrió después de las 9:30 p.m. el 2 de septiembre en la parte noreste del condado de Richland. Patten conducía su motocicleta hacia el oeste en Clemson Road y se metió en el carril opuesto, según la patrulla de carreteras. Luego chocó un sedán, que a su vez golpeó una camioneta de lado.

Rutherford confirmó que Patten murió en el choque.

No pudimos encontrar ningún registro del estado de vacunación de Patten y ninguna prueba de que su muerte estuviera relacionada con alguna complicación por una vacuna. La lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que Patten estuviera vacunado.

Vinny Curry, de 33 años, ala defensivo de los Jets de Nueva York, fue colocado en la reserva de lesionados el 24 de agosto por una lesión no relacionada con el deporte después de presentar un trastorno sanguíneo poco común y que le extirparan el bazo. Se vio obligado a perderse toda la temporada 2021.

El 3 de agosto, el Centro Médico Morristown en Nueva Jersey publicó en su página de Facebook un anuncio de servicio público de Curry a favor de las vacunas. En el anuncio, Curry dijo que se había vacunado y alentó a otros a vacunarse, diciendo: “es una forma fácil, segura y eficaz de protegerse”.

En un tuit del 15 de septiembre, Curry dijo que su afección médica era hereditaria y negó que la hubiera causado una vacuna. Curry tuiteó: “No sabía que había tantos artículos falsos sobre mí. Es mi error no haberlos corregido más pronto. Mi afección era hereditaria, vacunado o no, tenían que sacarme el bazo…”.

Jimmy Hayes, de 31 años, exjugador de hockey de los Bruins de Boston, fue encontrado muerto en su casa en Milton, Massachusetts el 23 de agosto. Murió por una sobredosis.

El Boston Globe informó en un artículo del 17 de octubre que se realizó una autopsia dos días después de su muerte, pero la familia de Hayes no se enteró de la causa de muerte hasta el 27 de agosto, cuando se dirigían a Nueva Jersey para un homenaje a Hayes antes del partido. Fue entonces cuando su esposa Kristen recibió el informe toxicológico del médico forense del estado de Massachusetts, quien estableció la causa de muerte como “intoxicación aguda debido a los efectos combinados del fentanilo y la cocaína”.

En una entrevista con el Globe, el padre de Hayes dijo que 16 o 17 meses atrás su hijo le había dicho que se había vuelto adicto a las drogas y que había estado en rehabilitación. Eso habría sido antes de que se autorizara el uso de una vacuna en EE. UU.

En el momento de su muerte, Dustin Penner, otro exjugador de la NHL que frecuentemente publica tuits antivacunas, publicó un hilo de Twitter que incluía un video de homenaje a Hayes y vinculaba su muerte con la vacuna contra el COVID-19 en un montaje de fotos que incluía su obituario, un artículo sobre la NHL que requiere que los trabajadores de la liga estén vacunados y dos artículos sobre la investigación de los CDC de la muerte de Jacob Clynick, un niño de 13 años de Michigan que falleció después de recibir su segunda dosis de la vacuna de Pfizer. Pero, contrariamente a esa publicación, la muerte de Hayes fue causada por una sobredosis de estupefacientes.

Parys Haralson, de 37 años, fue un exapoyador de la NFL que jugó para los 49ers de San Francisco y los Saints de New Orleans desde 2006 hasta 2014. “Después de su carrera como jugador de fútbol americano, Haralson se desempeñó como director de participación de jugadores de los 49ers durante dos años”, informó USA Today. Los 49ers anunciaron que Haralson asumió ese papel en 2016, por lo que no era un empleado de los 49ers cuando murió el 13 de septiembre y no estaba sujeto a las reglas de vacunación de la liga.

En el momento de su muerte, trabajaba para Mode, una compañía de San Francisco, segúnsu cuenta de LinkedIn.

Según un artículo en el sitio web de los Saints, Haralson murió en su casa en San José, California. Ese artículo mencionó que no se reveló la causa de muerte en el momento de su fallecimiento, pero “sus amigos dicen que murió de un ataque al corazón mientras dormía”.

La oficina del forense de Santa Clara nos dijo en un correo electrónico que “la causa y el tipo de muerte de Parys Haralson están PENDIENTES”.

No pudimos encontrar ningún registro público de su estado de vacunación y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Willis Forko, de 37 años, entrenador de fútbol liberiano-estadounidense, murió el 8 de noviembre de causas que no se han revelado públicamente.

Forko jugó para el Real Salt Lake desde 2006 hasta 2008 antes de unirse al Bodø/Glimt en Noruega y luego a los Whitecaps de Vancouver. Según su perfil de LinkedIn fue entrenador de fútbol en Houston, Texas hasta su muerte.

No pudimos encontrar ningún registro público del estado de vacunación de Forko y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Murphy Jensen, de 53 años, tenista profesional retirado que ganó el campeonato de dobles en el Abierto de Francia en 1993, sufrió un paro cardíaco durante un torneo de tenis de celebridades el 30 de octubre.

Desde entonces se ha recuperado y el 9 de noviembre compartió en Instagram que había sido dado de alta del hospital. Jensen, quien ha luchado contra la drogadicción, escribió que salía del hospital “con la claridad de una persona sobria y el amor de un corazón agradecido”.

No pudimos encontrar ningún registro público del estado de vacunación de Jensen y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Julio Lugo, de 45 años, excampocorto de los Red Sox de Boston, murió de un ataque al corazón el 15 de noviembre.

Lugo, quien se retiró en 2013, jugó para los Astros de Houston, los Devil Rays de Tampa Bay, Los Dodgers de Los Ángeles y los Red Sox de Boston. Durante su primera temporada en 2007 con los Red Sox, el equipo ganó la Serie Mundial.

No pudimos encontrar ningún registro público del estado de vacunación de Lugo y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

C.J. Hunter, de 52 años, lanzador olímpico retirado, murió el 28 de noviembre de causasdesconocidas.

Hunter participó en los Juegos Olímpicos de 1996 y 2000 tras los cuales fue expulsado del deporte por dos años luego que pruebas revelaron que había estado usando el esteroide nandrolona. Después de los juegos de 2000, tanto Hunter como su esposa en ese entonces, Marion Jones, fueron investigados como parte de una indagación federal sobre laCooperativa de Laboratorios del Área de la Bahía (BALCO) que ilegalmente suministró drogas a atletas para mejorar el rendimiento.

Hunter confirmó que se iba a retirar en 2001, cerca del momento en que se prohibió su participación en el deporte por dos años.

No pudimos encontrar ningún registro público del estado de vacunación de Hunter y la lista de Good Sciencing no proporcionó ninguna prueba de que estuviera vacunado.

Traducido por Claudia Cohen. 

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.