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La pandemia del COVID-19 fue causada por un nuevo coronavirus, aislado por primera vez en enero de 2020. Pero un video que se ha viralizado ha difundido la teoría conspirativa de que la pandemia es en realidad un complot para envenenar a las personas con veneno de serpiente. 

Un video que se basa en varias de las principales teorías conspirativas sobre el COVID-19, y que las une con una nueva trama, ha obtenido millones de visitas en Rumble, una plataforma de redes sociales popular en grupos conservadores. 

El video, promocionado como un “documental”, consiste de una entrevista de casi una hora de duración con Bryan Ardis, un quiropráctico retirado que vende supuestos tratamientos para el acné en internet y que ahora vende una línea de suplementos llamada “Anti-V”, quizás una referencia a antiveneno, aunque su página web no lo explica. Esta no es la primera vez que escribimos sobre él. 

El video está salpicado de capturas de pantalla de estudios científicos y artículos de prensa que Ardis cita para dar credibilidad a sus declaraciones falsas. Pero ninguno de ellos brinda en realidad alguna prueba que fundamente su teoría conspirativa. 

Ardis, por ejemplo, recita algunas de las afirmaciones que ha hecho anteriormente sobre el remdesivir, afirmando falsamente que es un “medicamento tóxico y mortal” utilizado para intencionalmente matar gente. Como para probar el punto, el video muestra engañosamente un cuadro de un estudio en el cual 53% de los pacientes tratados con remdesivir murieron. Pero eso proviene de un ensayo de pacientes con el virus del Ébola y no muestra que esos pacientes hayan muerto por causa del medicamento. 

De hecho, al contrario de sus declaraciones de que los estudios muestran que el remdesivir es peligroso, los estudios han encontrado que los efectos secundarios graves no son más comunes en pacientes con COVID-19 tratados con el medicamento en comparación con aquellos que no han recibido el medicamento. Ningún medicamento es 100% seguro, pero no hay ninguna prueba de que el remdesivir esté siendo usado por médicos en todo el país para matar pacientes. 

Utilizando este tipo de maniobras, Ardis presenta una teoría conspirativa amplia, en la cual sugiere que la pandemia es en realidad un complot de la Iglesia Católica y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. para envenenar a las personas con veneno de serpiente. 

“Estoy convencido de que el COVID-19 no es un virus respiratorio de ningún tipo”, dice. “Es en realidad envenenamiento por veneno, y están usando, creo, péptidos y proteínas sintetizadas de veneno de serpiente y lo están administrando y dirigiendo a ciertas personas”. 

Pero como hemos explicado antes, el 7 de enero de 2020, científicos en China aislaron por primera vez el virus que causa el COVID-19. Científicos de los CDC en Estados Unidos aislaron el virus posteriormente, ese mismo mes, de un paciente que fue diagnosticado con la enfermedad en el estado de Washington. Y científicos de otros países también han aislado el virus. La Organización Mundial de la Salud anunció el nombre oficial del virus, SARS-CoV-2 (o SRAS-CoV-2, en español), el 11 de febrero de 2020.

Por lo tanto, está claro desde hace bastante tiempo que el COVID-19 es causado por un virus. (Y el veneno de serpiente no contiene virus. Es una secreción que contiene toxinas).

Además, varias compañías farmacéuticas han competido por desarrollar vacunas que previenen efectivamente la enfermedad grave por el virus. 

Sin embargo, Ardis puso en duda las vacunas al aludir a una teoría conspirativa que afirma que las vacunas hacen que la gente se vuelva magnética. Desmentimos esa teoría cuando se comenzó a popularizar, cuando las vacunas comenzaron a administrarse en EE. UU. durante la primavera de 2021. 

Pero el eje de toda su absurda teoría es un episodio de 2017 de un drama televisivo llamado “The Blacklist“, la lista negra. 

Después de establecer las bases por cerca de media hora, el video muestra un clip de un episodio de “The Blacklist” de NBC, en el cual el personaje principal es envenenado con un brebaje con veneno de serpiente. 

“Cuando vi esto, lo supe”, dice Ardis sobre la serie, que se emitió originalmente en 2017, casi tres años antes del brote del COVID-19, y ahora está disponible en Netflix. “Supe que tenía razón, supe que tenía que ver esto porque era una confirmación para mí de que otra gente sabía que esto estaba planeado desde hace mucho tiempo, que sabíamos que era un plan”. 

Una de las teorías de conspiración más usadas y que Ardis utiliza aquí afirma que la pandemia fue planeada de antemano por actores nefastos. Una de las versiones más virales de esta teoría fue presentada en un par de videos de 2020 llamados “Plandemic” (Plandemia), de los cuales escribimos cuando aparecieron. 

Ardis continúa explicando que cuando vio al personaje principal ser envenenado con un brebaje, “Me di cuenta de algo. Me di cuenta de cómo han estado propagando esto”. (Lea nuestro artículo “¿Cómo se propaga el COVID-19?” para conocer los hechos sobre la propagación de la enfermedad).

El video luego muestra una mano poniendo una prueba rápida de COVID-19 bajo el agua de la llave. Con música siniestra de fondo, un texto que dice “MIRE EL AGUA” aparece en la pantalla. 

El nombre del video también es “Mire el agua”, lo cual aparentemente es una referencia a otra teoría conspirativa, QAnon, la cual floreció durante la pandemia

Esa frase fue utilizada en febrero de 2018 en una publicación de “Q”, el seudónimo usado por la persona o personas que publican mensajes crípticos en foros en internet que son a base de la teoría conspirativa de QAnon. Esa frase se ha utilizado para apoyar un número de afirmaciones falsas por años, incluyendo que las papeletas electorales de 2020 tenían sellos de agua secretos y que “Q” había predicho un embotellamiento de buques portacontenedores en el Canal de Suez en 2021. 

Aquí, la frase se utiliza para reforzar la teoría de Ardis de que el agua potable pública está siendo envenenada con veneno de serpiente. 

“Están usando veneno de krait y veneno de cobra, llamándolo COVID-19, lo está tomando, se está metiendo en su tronco encefálico y está paralizado la capacidad de su diafragma para respirar”, dice Ardis. 

Luego explica que “los CDC están en esto” y sugiere que la trama puede haber venido en última instancia de “la Iglesia Católica o quien sea”. 

Mientras explica que cree que los CDC están involucrados porque monitorean las aguas residuales en algunas localidades, Ardis dice, es “tal cual como en la serie Blacklist”.

Pero no lo es. 

Esa serie no pretendía sugerir que había un complot para envenenar sectores de la población con veneno de serpiente bajo la apariencia de una pandemia viral, nos dijo el creador de Blacklist, Jon Bokenkamp, en una entrevista telefónica. 

Ese episodio tampoco fue escrito para predecir una pandemia, nos dijo. En vez, pretendía mostrar a un criminal no convencional usando un método poco común para envenenar a alguien, como entretenimiento. 

El veneno de serpiente “fue una excelente manera de tener una versión exagerada, pero ligeramente fundamentada, del tipo malo”, dijo Bokenkamp. “Era una historia”. 

Apuntó que la serie está en su novena temporada y que, como cualquier serie de larga duración, a veces ha reflejado por coincidencia cosas que luego suceden, como un episodio de 2015 llamado “The Troll Farmer”, en el cual una campaña de desinformación manipula eventos del mundo real. 

Por lo tanto, no hay razón para creer que esta serie de ficción haya revelado de alguna manera que la pandemia del COVID-19 es en realidad un complot para envenenar a las personas con veneno de serpiente. 

La noción subyacente de que el COVID-19 es causado por veneno de serpiente es simplemente falsa. Científicos alrededor del mundo han estado estudiando el SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, por más de dos años, y no hay dudas de que la enfermedad es causada por un virus. 

Traducido por Catalina Jaramillo.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.