A finales de marzo, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó una segunda dosis de refuerzo, o la cuarta dosis, de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech o de Moderna para las personas mayores de 50 años.

La idea es reforzar cualquier inmunidad debilitada en las personas más vulnerables, particularmente mientras la subvariante ómicron BA.2 se extiende por todo el país y pueda conducir a un potencial aumento de casos.

Pero no hay muchos datos que muestren un gran beneficio, especialmente para las personas elegibles más jóvenes.

“Muchos de nosotros nos hemos sorprendido un poco por esto”, nos dijo E. John Wherry, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania.

Incluso la FDA ha dicho que la evidencia es “emergente”. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) se negaron a hacer la recomendación general de que todas las personas elegibles reciban la dosis de refuerzo. En cambio, la agencia dijo que las personas mayores de 65 años y aquellas mayores de 50 años con afecciones médicas que las ponen a un mayor riesgo de enfermarse gravemente de COVID-19 serían las que “posiblemente se beneficiarían más”.

Sin embargo, varios expertos nos dijeron que dar a los médicos la flexibilidad de ofrecer segundas dosis de refuerzo es razonable, incluso si no está claro que las dosis adicionales sean necesarias.

Aquí desglosamos los hallazgos disponibles y compartimos lo que los científicos recomiendan.

¿Qué autorizó la FDA y qué dijeron los CDC?

El 29 de marzo, la FDA anunció la autorización de una segunda dosis de refuerzo de cualquiera de las vacunas de ARNm contra el COVID-19 para los adultos mayores de 50 años, después de un mínimo de cuatro meses de haber recibido una dosis anterior.

La agencia también comenzó a permitir que las personas inmunodeprimidas de 12 años de edad y mayores reciban una segunda dosis de refuerzo. Debido a que esas personas recibieron tres dosis para su esquema de vacunación inicial en lugar de las dos dosis estándar, una segunda dosis de refuerzo sería una quinta dosis de las vacunas de ARNm.

Las autorizaciones se basan en la determinación de la FDA de que los “beneficios conocidos y potenciales” de la dosis adicional “superan los riesgos conocidos y potenciales” para esos grupos. La agencia citó datos “emergentes”, muchos de ellos de Israel, de que una dosis adicional “mejora la protección contra el COVID-19 grave y no está asociada con nuevos problemas de seguridad”.

Israel comenzó a administrar cuartas dosis a los trabajadores médicos y a las personas mayores de 60 años a principios de enero.

También el 29 de marzo, los CDC apoyaron la autorización de la FDA al actualizar sus recomendaciones para permitir segundas dosis de refuerzo para esas poblaciones. Los CDC, sin embargo, no dijeron que todos los que son elegibles deben recibir una segunda dosis de refuerzo, solo que pueden recibirla.

La directora de los CDC, Rochelle P. Walensky, dijo en una declaración que las segundas dosis de refuerzo son “especialmente importantes para las personas mayores de 65 años y aquellas mayores de 50 años con afecciones médicas subyacentes que aumentan su riesgo de padecer COVID-19 grave, ya que son las que posiblemente se beneficiarán más de recibir una dosis de refuerzo adicional en este momento”.

En una rueda de prensa del 5 de abril, Walensky reiteró ese consejo diciendo que la agencia “realmente alienta a las personas mayores de 50 años que tienen afecciones médicas subyacentes y a los mayores de 65 años a ir y recibir la siguiente dosis”. También le dijo a NBC News que para las personas de 50 a 65 años que están sanas, recibir una segunda dosis de refuerzo es “una decisión personal” y que tanto recibirla ahora como decidir esperar hasta el otoño era “muy razonable”.

En el momento del anuncio, los CDC también dijeron que toda persona mayor de 18 años que hubiera recibido la vacuna de Johnson & Johnson como dosis primaria y de refuerzo ahora podría recibir una segunda dosis de refuerzo de una vacuna de ARNm, siempre y cuando haya recibido su última dosis al menos hace cuatro meses. Eso se basó en los resultados de un estudio que encontró peor protección contra la hospitalización entre aquellas personas que recibieron la vacuna y el refuerzo de J&J, en comparación con aquellas que habían recibido una dosis de refuerzo de ARNm, o solo vacunas de ARNm.

Al tomar sus decisiones sobre una segunda dosis de refuerzo, ninguna de las agencias consultó a su grupo asesor externo, los cuales normalmente revisan y analizan los datos en un foro público y luego hacen una recomendación a la agencia respectiva.

El Dr. Paul A. Offit, experto en vacunas en el Hospital de Niños de Filadelfia y miembro del comité asesor de la FDA, criticó esa acción diciendo en una entrevista con FactCheck.org que siempre debe haber una revisión por parte de los asesores externos y, que en este caso, “la recomendación se adelanta a conclusiones científicas convincentes”.

En una rueda de prensa, el doctor Peter Marks, director del Centro para la Evaluación e Investigación de los Productos Biológicos (CBER, por sus siglas en inglés) de la FDA, defendió el haberse saltado la reunión de asesoramiento diciendo que se trataba de una “decisión relativamente sencilla tomada sobre la base de los datos que se analizaron”. El comité asesor de la FDA se reunió el 6 de abril para discutir cómo planificar mejor las futuras vacunas contra el COVID-19, incluso posibles vacunas específicas para variantes y cuánto espaciar las dosis de refuerzo. Nada se decidió en esa reunión, pero Marks dijo que la agencia planeaba realizar otra reunión a principios del verano sobre posibles dosis de refuerzo en el otoño o el invierno.

La mayoría de los otros países aún no han permitido la administración de segundas dosis de refuerzo, pero hay algunas excepciones. Israel, que ha sido la fuente de gran parte de los datos del mundo real sobre la seguridad y eficacia de las dosis adicionales en las personas mayores, amplió la elegibilidad para la segunda dosis de refuerzo a finales de enero a todos los adultos que tienen mayor riesgo debido a sus empleos o afecciones de salud subyacentes, junto con los cuidadores.

Chile, Alemania, Suecia y el Reino Unido también están administrando segundas dosis de refuerzo, normalmente solo a personas mayores o inmunodeprimidas.

El 6 de abril, el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) dijeron que era “demasiado pronto” para administrar segundas dosis a la población en general, pero las recomendaron para las personas mayores de 80 años de edad.

Andrea Ammon, directora del ECDC, dijo en una declaración en video que “no hay pruebas claras en este momento de que la protección de la vacuna contra la enfermedad grave esté disminuyendo sustancialmente en los adultos de entre 60 y 79 años con un sistema inmunológico normal como para apoyar la necesidad de una cuarta dosis”. Dijo, sin embargo, que esto podría cambiar, e hizo hincapié en la necesidad de que las personas reciban el esquema inicial y sus primeras dosis de refuerzo.

¿Qué estudios se han hecho sobre las cuartas dosis?

A principios de abril, FactCheck.org identificó cuatro estudios sobre las segundas dosis de refuerzo, todos los cuales se realizaron en Israel.

El primero, publicado en el New England Journal of Medicine el 16 de marzo, investigó la seguridad y la eficacia de las cuartas dosis en trabajadores de la salud durante la ola de la variante ómicron. El estudio incluyó a 154 personas que recibieron una vacuna de Pfizer/BioNTech como la segunda dosis de refuerzo y 120 personas que recibieron una vacuna de Moderna como la segunda dosis de refuerzo, y las comparó con controles compatibles por edades que no habían recibido una segunda dosis de refuerzo.

Si bien las dosis adicionales fueron seguras y aumentaron los anticuerpos neutralizantes contra el virus alrededor de 10 veces, las dosis de refuerzo no fueron particularmente buenas para prevenir la infección y solo moderadamente buenas para prevenir la enfermedad.

El estudio fue demasiado pequeño para hacer estimaciones precisas de la eficacia de la dosis de refuerzo, pero fijó la eficacia de las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna en 30% y 11% contra cualquier infección y en 43% y 31% contra la enfermedad sintomática, respectivamente. Los autores concluyeron que las segundas dosis de refuerzo “podrían tener solo beneficios marginales” para una población joven y saludable.

El segundo artículo, presentado como borrador sin revisión de pares el 1 de febrero y luego publicado en el New England Journal of Medicine el 5 de abril, utilizó una base de datos del Ministerio de Salud israelí para examinar los resultados de más de 1,2 millones de personas mayores de 60 años que eran elegibles para una cuarta dosis de Pfizer/BioNTech durante el tiempo en que la variante ómicron era “abrumadoramente dominante”. Alrededor de la mitad de las personas optaron por la cuarta dosis.

El estudio encontró que en la cuarta semana después de la dosis de refuerzo, aquellos que la recibieron tuvieron una probabilidad aproximadamente dos veces menor de tener una infección confirmada y alrededor de tres veces menor de padecer COVID-19 grave que los que no recibieron la vacuna adicional. Se estimó que la protección contra la infección dura solo unas ocho semanas, pero la protección contra la forma grave de la enfermedad no había disminuido al final del estudio, después de seis semanas.

Los autores dijeron que los resultados proporcionan “pruebas de la eficacia de una cuarta dosis de la vacuna contra la enfermedad grave causada por la variante ómicron”, pero que en cuanto a la infección, la dosis adicional “parecía proporcionar solo protección a corto plazo y un modesto beneficio absoluto”.

El tercer estudio, un artículo aún no publicado bajo revisión en la revista Nature, analizó retrospectivamente los resultados de más de medio millón de miembros de Clalit Health Services, la mayor de las cuatro organizaciones de servicios de salud de Israel, durante el aumento de la variante ómicron. El estudio encontró que en comparación con las personas que habían recibido tres dosis de Pfizer/BioNTech, las que recibieron cuatro dosis tuvieron una probabilidad 78% menor de morir durante un período de seguimiento de 40 días.

Un cuarto estudio, que no ha sido publicado ni revisado por pares aún, también analizó retrospectivamente los datos de una organización de servicios de salud israelí diferente, Maccabi Healthcare Services, que incluyó a poco menos de 100.000 personas mayores de 60 años que se habían realizado una prueba de PCR durante un período de 10 semanas, cuando la variante ómicron era dominante. Los autores identificaron otra vez  una reducción grande y duradera en el riesgo contra la enfermedad grave después de una segunda dosis de refuerzo de Pfizer/BioNTech, pero una protección más débil y menguante contra la infección.

En comparación con los que recibieron tres dosis de la vacuna, los que recibieron cuatro dosis tuvieron una probabilidad 64% menor de infectarse durante la tercera semana, lo que disminuyó a una reducción del riesgo del 29% a las 10 semanas. Por el contrario, las personas que recibieron la segunda dosis de refuerzo siguieron siendo al menos un 73% menos propensas a presentar COVID-19 grave que sus pares que tuvieron una sola dosis de refuerzo durante el período de nueve semanas.

¿Qué opinan los expertos de la decisión de permitir segundas dosis de refuerzo?

La opinión de los expertos es mixta, con algunos científicos criticando la decisión de la FDA, mientras que otros la apoyan.

Offit, por ejemplo, no cree que los datos israelíes sean “lo suficientemente contundentes como para decir que uno se beneficia claramente de una cuarta dosis”. Podría haber un beneficio contra la enfermedad grave para las personas mayores de 65 años, dijo, pero los estudios no fueron aleatorizados, lo que significa que la reducción de casos de enfermedad grave entre las personas que recibieron la dosis de refuerzo por segunda vez podría no necesariamente deberse a la vacuna.

“Alguien que elige recibir una cuarta dosis puede estar más atento a su salud, puede ser más propenso a usar mascarilla o mantener la distancia social, puede ser más propenso a hacer ejercicio o menos propenso a fumar. Así que se puede estar seleccionando a un grupo más saludable”, dijo. “Y esa es la mayor debilidad de esos tipos de datos”.

Todos los estudios que muestran un beneficio se hicieron en personas mayores de 60 años, por lo que “no hay datos” que sugieran un beneficio claro en personas más jóvenes, dijo Offit. “No entiendo esa recomendación”, dijo.

Otros científicos estuvieron más de acuerdo con la decisión de la FDA, aunque reconocen que la base empírica es pequeña. David Dowdy, epidemiólogo de Johns Hopkins, nos dijo que cree que los beneficios de una cuarta dosis, “especialmente para las personas mayores, probablemente superen los riesgos, ya que estas vacunas son muy seguras y eficaces”. Pero, dijo, los datos son “limitados”, y la trayectoria de EE. UU. puede no reflejar la experiencia de Israel.

“Sus olas no siempre han mostrado el mismo patrón que las de otros [países], y la representatividad de esos datos puede no ser representativa de la población de EE.  UU. ”, advirtió. “Dicho esto, sí parece que una cuarta dosis proporciona protección adicional, al menos en el corto plazo contra la infección, que creo que es de esperarse”.

Dowdy también cuestionó lo oportuno del anuncio de la FDA. Si bien dijo que es “razonable” para la FDA proporcionar flexibilidad para que las personas reciban una cuarta dosis si lo desean, sería mejor para el público obtener una segunda dosis de refuerzo cuando se enfrente a una nueva ola.

“Personalmente, preferiría ver un mayor impulso cuando estemos empezando a ver una nueva ola, en lugar de ahora, en medio de […] una calma relativa”, dijo.

A algunos les preocupa que la subvariante ómicron BA.2 más contagiosa pueda ser la fuente de otra ola. Pero si bien la subvariante BA.2 ha causado estragos en otras partes del mundo, incluso partes de Europa y China, no lo ha hecho en todas partes y hay pocas señales de un aumento de casos en EE. UU., excepto en algunas áreas, especialmente en el noreste. Eso es a pesar de que la subvariante representa más del 70% de las infecciones identificadas, según los CDC.

“No hay mucho más espacio para la subvariante BA.2 en términos de crear una ola”, dijo Dowdy.

“Desde la perspectiva de que la FDA las autorice, no creo que sea inapropiado que lo hagan”, dijo de las segundas dosis de refuerzo. “Pero solo espero que el mensaje no sea que ahora todo el mundo deba correr y recibir una cuarta dosis ahora mismo”.

Wherry, inmunólogo de la Universidad de Pensilvania, tuvo una opinión similar. “Creo que tener más opciones disponibles para la gente es bueno. Les da a los médicos un poco más de opciones y facilidad para recomendar una cuarta dosis si creen que es necesaria”, dijo, y agregó que algunas personas estaban recibiendo dosis adicionales incluso antes de la autorización.

Pero, dijo, hay poco que sugiera que se necesitan segundas dosis de refuerzo para parte de la población elegible. “No he podido encontrar datos que realmente sugieran que un mayor número de personas sanas de entre 50 y 64 años esté teniendo que ir al hospital, o teniendo más desenlaces graves, después de la tercera dosis por una reducción de anticuerpos”, dijo.

La FDA, por su parte, ha dicho que su decisión de incluir a personas de 50 años o más se basó en el hecho de que muchas personas en ese grupo tienen afecciones médicas subyacentes.

“Sabemos que en las personas con edades comprendidas entre los 60 y los 65 años, aproximadamente un tercio de ellas tienen comorbilidades significativas”, dijo Marks en una rueda de prensa. “Así que al elegir la edad de 50 años en adelante, que es a menudo algo que usamos para otros virus respiratorios como la gripe para considerar a las personas de alto riesgo o mayor riesgo, sentimos que capturaríamos la población que más podría beneficiarse de esta cuarta dosis de refuerzo”.

¿Cómo están aconsejando los científicos a aquellos que son elegibles acerca de sí y cuándo obtener una segunda dosis de refuerzo?

A falta de recomendaciones fijas por parte del gobierno, muchas personas de 50 años o más están confundidas acerca de si deben recibir una dosis de refuerzo, y si lo hacen, cuándo recibirla.

Desde que se anunció la dosis adicional, los funcionarios de salud han sido más directos en fomentar las dosis de refuerzo para aquellos que están inmunodeprimidos, para las personas de 65 años o más, y para aquellos de 50 años o más con afecciones médicas subyacentes, esencialmente dejando fuera a las personas sanas menores de 65 años.

Los científicos con los que hablamos en general estuvieron de acuerdo con ese consejo, pero también nos dijeron que la decisión no debería basarse solo en la edad o el estado de salud, y que por supuesto dependerá de la tolerancia al riesgo de la persona.

“No solo se trata de cuál es su riesgo individual de sufrir un desenlace grave, sino también de cuántas personas se están infectando en su comunidad”, dijo Wherry.

En EE. UU., las tasas de infección son bastante bajas ahora [al momento de la publicación en inglés], por lo que podría tener más sentido esperar hasta que el riesgo de exposición aumente, sobre todo porque la protección contra la infección es probable que sea de corta duración.

Si usted recibiera una cuarta dosis ahora, dijo Wherry, tendría un mayor nivel de anticuerpos durante uno a tres meses, lo que podría significar que de nuevo sería susceptible a la infección para el verano.

“Si vemos otro aumento de casos, digamos en julio, usted habrá recibido su cuarta dosis y el nivel de anticuerpos estará disminuyendo para entonces, y tal vez desearía haber esperado hasta junio para recibir la cuarta dosis”, dijo Wherry.

Deepta Bhattacharya, inmunólogo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Arizona, estuvo de acuerdo. “Si de hecho la eficacia de la vacuna disminuye relativamente rápido contra la variante ómicron para las poblaciones de mayor edad o de otro modo vulnerables, no tiene mucho sentido recibir una dosis durante un período de calma relativa. Sería preferible recibirla cuando los casos comiencen a aumentar para aún tener protección durante la ola”, nos dijo en un correo electrónico.

También podría tener sentido programar la segunda dosis de refuerzo para cuando el riesgo individual de una persona aumente debido a la elección de participar en actividades de mayor riesgo. Dowdy dio el ejemplo de su madre de 69 años, que viajará a Italia, donde el número de casos es diez veces mayor.

“Usted debe pensar en qué momento va a estar expuesto a un mayor riesgo de COVID-19 y luego tratar de recibir esta vacuna de 2 a 3 semanas antes de ese momento”, dijo Dowdy.

Por otro lado, hay un riesgo en tratar de calcular el mejor momento para recibir el refuerzo porque puede que se equivoque en el cálculo. 

El Dr. Sean X. Leng, geriatra de la Universidad Johns Hopkins, dijo que desconfiaba de tales enfoques y que en general recomendaría que todas las personas mayores reciban la dosis de refuerzo y que cualquier persona con mayor riesgo la reciba con “cierta urgencia”.

“La tasa de casos de COVID es baja, pero no se sabe cuándo va a volver a subir”, dijo, citando experiencias pasadas con las variantes delta y ómicron. “Una vez que se sabe que los casos aquí están proliferando sin control, probablemente sea demasiado tarde”.

Leng llamó a la dosis de refuerzo un “lujo” que “otros lugares no tienen”.

Aun así, Dowdy dijo que era importante recordar que tres dosis siguen siendo una protección alta contra la forma grave de la enfermedad.

“Si usted recibió 3 dosis, ya tiene una protección muy robusta contra la enfermedad grave, por lo que no debe sentir que su protección es de alguna manera incompleta”, dijo. “Pero si desea evitar infectarse, el mejor momento para recibir esa cuarta dosis es, lo mejor que pueda determinar, unas semanas antes de que su propio riesgo individual vaya a subir”.

¿Cuáles son los riesgos de la segunda dosis de refuerzo? ¿Es mejor esperar a que haya una vacuna específica para ciertas variantes?

Los datos de Israel muestran que la vacuna es segura y no parece haber ninguna nueva preocupación de seguridad, según la FDA.

Sin embargo, Offit dijo que es importante no caer en el hábito de asumir que no habrá ningún aspecto negativo de recibir un refuerzo. En su caso, él no está considerando recibir la segunda dosis de refuerzo, a pesar de que tiene más de 65 años, porque está sano y cree que no vale la pena sufrir efectos secundarios previstos como fiebre, dolor de cabeza, dolor muscular y cansancio. Estos efectos secundarios no son peligrosos, pero pueden ser desagradables.

“Creo que es muy probable que esté protegido contra la enfermedad grave y no quiero tener que pasar por los efectos secundarios de esta vacuna […] por lo que creo que es un beneficio mínimo”, dijo.

Bhattacharya también dijo que por ser una persona más joven y saludable por ahora va a esperar, aunque recomendaría que las personas vulnerables reciban la dosis de refuerzo si han pasado muchos meses desde su última dosis y comienza una ola. “No tengo la intención de recibir una cuarta dosis a menos que vea datos mucho más convincentes o que se produzca una vacuna actualizada”, y añadió, “me sentí bastante mal después de mi segunda y tercera dosis”.

Offit también planteó la posibilidad de que recibir una dosis de refuerzo ahora con una vacuna diseñada contra el virus original podría, en última instancia, ser perjudicial para la protección contra futuras variantes de coronavirus porque podría “fijar la respuesta inmunitaria [de las personas] en esa exposición original”, reduciendo el rango de anticuerpos que se producen. Tales problemas han ocurrido con otras vacunas.

Sin embargo, como hemos explicado antes, no hay ningún indicio de que eso sea un problema en este momento. Wherry, cuyo laboratorio ha estado investigando las respuestas inmunitarias tras la vacunación, dijo que los datos de su laboratorio y otros están mostrando que la vacuna original sigue dando “amplia protección”.

“Una dosis de refuerzo con la vacuna original aún parece generar un buen aumento de anticuerpos contra la variante ómicron, a pesar de que la espícula de la variante ómicron no está presente en la vacuna original”, dijo, refiriéndose a las instrucciones para la proteína específica del coronavirus utilizada en las vacunas para generar una respuesta inmunitaria. Y algunos datos en modelos animales sugieren que la estimulación del sistema inmunitario con una proteína de la espícula específica de ómicron, Wherry agregó, “no es mejor que la estimulación con la vacuna original”.

“También hay nuevos datos que sugieren que si la única exposición que se tiene es a la variante ómicron, en este caso por infección, en realidad eso reduce la respuesta y se es menos capaz de neutralizar la variante delta”, dijo. “Así que creo que en este momento no hay hechos indicativos de que recibir una dosis de refuerzo con la vacuna original no mutada sea perjudicial de algún modo en términos de reducir la respuesta”.

Bhattacharya dijo que en un estudio en ratones se encontró un gran aumento en los anticuerpos específicos contra la variante ómicron después de una dosis de refuerzo contra esta variante. Es posible, dijo, que los otros estudios estén subestimando el beneficio de una vacuna actualizada porque están evaluando las respuestas demasiado pronto y podría tomar algún tiempo para que los nuevos anticuerpos aparezcan.

Sin embargo, dijo que no sería prudente esperar una vacuna específica para la variante porque no está claro cuándo podría estar disponible. “Por lo tanto, como siempre, las decisiones deben tomarse sobre la base de las condiciones existentes, la transmisión comunitaria y las opciones disponibles. Si vemos otra ola importante y no hay una vacuna actualizada”, dijo Bhattacharya, entonces otra dosis de la vacuna original servirá.

Los Institutos Nacionales de la Salud anunciaron el 31 de marzo que iniciarían un ensayo clínico para evaluar diferentes versiones de segundas dosis de refuerzo en adultos, lo que proporcionaría más información sobre la mejor manera de protegerse contra las variantes en el futuro.

¿Necesita una segunda dosis de refuerzo si se infectó recientemente?

Los expertos dicen que la segunda dosis de refuerzo se puede postergar si se ha tenido una infección reciente confirmada. Wherry dijo que piensa en una infección como similar a cualquier exposición y recomendó esperar de cuatro a seis meses para que la respuesta inmunitaria madure antes de recibir una dosis adicional.

Los funcionarios de los CDC también han dicho que esas personas pueden esperar. “Si ha tenido COVID después de Navidad, es probable que haya tenido la variante ómicron y en ese caso debería poder esperar. Esa exposición a la variante ómicron probablemente fue su refuerzo”, dijo Walensky a NJ Advance Media.

¿Necesitará eventualmente una tercera dosis de refuerzo?

Sí, es posible que las personas más vulnerables puedan necesitar una dosis de refuerzo adicional, incluso tan pronto como en el otoño.

Walensky de los CDC advirtió en una rueda de prensa del 5 de abril que eso podría ser una posibilidad y Marks, de la FDA, también lo mencionó en una conferencia de prensa.

“No sería sorprendente si hay una necesidad potencial”, dijo. “No quiero sorprender a nadie, pero puede ser necesario que la gente reciba una dosis de refuerzo adicional en otoño, junto con una campaña de refuerzo más general, si eso ocurre. Porque es posible que tengamos que cambiar para cubrir una variante diferente”.

Marks dijo que las personas que reciben la segunda dosis de refuerzo ahora no necesariamente se verían impedidas de recibir una dosis de refuerzo adicional en el otoño, si la evidencia demuestra que sería beneficioso.

Wherry dijo que no pensaba que la dosis de refuerzo del otoño, en caso de haberla, sería necesariamente una vacuna específica contra la variante ómicron, pero la situación sigue siendo difícil de predecir.

Varios expertos con los que hablamos dijeron que era demasiado pronto para decir si la vacunación contra el COVID-19 podría convertirse en un evento anual, pero dijeron que era una posibilidad.

“Creo que es probable que en algún momento tengamos un calendario con dosis disponibles anualmente, como ocurre con la gripe. Pero si eso es demasiado frecuente, demasiado infrecuente o simplemente correcto depende de muchas cosas (como la evolución viral) que son muy difíciles de predecir”, dijo Bhattacharya. “Lo que sí espero es que ampliemos la cobertura de las vacunas para cubrir más posibilidades y, con suerte, ganemos más tiempo entre las dosis. Pedirle a las personas que reciban dosis cada pocos meses no es sostenible, simplemente no lo harán”.

Dowdy dijo que también era posible que las vacunas ni siquiera se necesiten cada año, pero que tendría que haber un año en el que no haya una ola en la primavera, el verano o el otoño “antes de que podamos empezar a decir cosas como estas”.

“Cuantas más personas sean capaces de empezar a pensar en las vacunas y la inmunidad menos como una dicotomía de si se está vacunado o no, se es inmune o no”, agregó, “y empiecen a pensar en que cuando los casos suben es cuando queremos estimular nuestra inmunidad un poco más, creo que sería un desarrollo positivo”.

Traducido por Claudia Cohen.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.