Compendio SciCheck
En febrero, los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) y Pfizer tuitearon sobre los peligros de los coágulos sanguíneos en venas, los cuales son relativamente comunes y afectan a hasta 900.000 estadounidenses cada año. Sin embargo, una historia publicada en las redes sociales vinculó erróneamente esos mensajes de salud pública con las vacunas contra el COVID-19.
Historia completa
Los coágulos sanguíneos en venas profundas, o tromboembolismo venoso, es una condición médica grave y relativamente común. Además de dañar las válvulas de las venas, lo cual puede causar dolor y debilitamiento, los coágulos que se forman en las piernas o en la pelvis pueden desplazarse a los pulmones y bloquear el flujo sanguíneo. Eso se conoce como una embolia pulmonar y es a menudo letal.
El tromboembolismo venoso y/o el embolismo pulmonar (DVT y PE, por sus siglas en inglés), o lo que en conjunto se conoce como tromboembolismo, afecta a hasta 900.000 personas en Estados Unidos cada año, de las cuales cerca de 100.000 mueren, de acuerdo con los CDC.
Publicaciones en internet, sin embargo, han destacado tendenciosamente anuncios de salud pública para concientizar a las personas sobre los coágulos sanguíneos emitidos por los CDC y la empresa farmacéutica Pfizer, para sugerir erróneamente que las vacunas contra el COVID-19, incluyendo las dos vacunas de ARNm, son una de las principales causas de los coágulos.
Una de las vacunas contra el COVID-19 autorizadas en EE. UU., la vacuna de Johnson & Johnson, puede causar un problema de coágulos muy específico, pero es extremadamente inusual. La afección no ha sido vinculada a ninguna de las vacunas de ARNm, las de Pfizer/BioNTech y de Moderna, las cuales representan la gran mayoría de dosis administradas en EE. UU. Y de hecho, la evidencia sugiere que la vacunación contra el COVID-19 evita los coágulos sanguíneos al proteger contra el COVID-19, el cual eleva el riesgo de coagulación.
El artículo original, que fue compartido en Facebook, es de Gateway Pundit, un sitio web conservador que es fuente frecuente de desinformación en internet. El artículo versa sobre un tuit diseñado para el Super Bowl que los CDC enviaron antes del gran partido, recordándole al público que el tromboembolismo venoso puede ocurrirle a cualquiera, inclusive a los atletas. El artículo luego vincula de manera errada el tuit con la vacunación contra el COVID-19.
“Por supuesto, nadie había escuchado sobre este fenómeno frecuente antes de las vacunas contra el COVID”, señala el artículo. “Los CDC no mencionaron en su página web que las vacunas contra COVID-19 son uno de los factores que pueden aumentar este riesgo”.
Pero no hay razón para que la página sobre el tromboembolismo de los CDC incluya mención alguna sobre las vacunas contra el COVID-19. La página, que fue actualizada por última vez en febrero de 2020, antes de que existiese cualquier vacuna contra el COVID-19 y antes de que la Organización Mundial de la Salud declarase al COVID-19 como pandemia, describe los principales síntomas y factores de riesgo de los coágulos.
Dice, por ejemplo, que la mitad de los coágulos ocurren después de una hospitalización o una cirugía, y también subraya los riesgos por permanencia prolongada en cama o con movilidad limitada. Algunos de estos factores pueden claramente afectar a los atletas, que en general se lesionan y viajan mucho, a pesar de que enfrentan bajo riesgo porque son más jóvenes y tienen un mejor estado físico.
El artículo de Gateway Pundit agrega que la vacuna contra el COVID-19 de Johnson & Johnson “incrementa el riesgo de desarrollar una enfermedad inusual y mortal de coágulos en el cerebro”. El artículo luego asevera falsamente que las vacunas de ARNm tienen el mismo problema. (El problema ha sido identificado con la vacuna de AstraZeneca, la cual, al igual que la de J&J, usa un diseño de vector viral. Pero esa vacuna no ha sido aplicada en EE. UU.).
“Un estudio de la Universidad de Oxford también reveló, a inicios del año pasado, que la cantidad de personas que desarrollaron coágulos sanguíneos tras ser vacunados era casi la misma para quienes recibieron las vacunas de Pfizer y de Moderna, que para quienes recibieron la de AstraZeneca, reportó Market Watch”, señala el artículo.
Es cierto que Market Watch reportó eso sobre una versión preliminar del estudio, pero esa es una descripción errada de las conclusiones. Toda la evidencia sugiere que las vacunas de ARNm no causan coágulos. Además, el inusual problema de coágulos observado con las vacunas de J&J y de AstraZeneca, conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia, o trombocitopenia trombótica inducida por vacuna, es diferente a la preocupación general sobre tromboembolismo venoso en la población.
Síndrome de trombosis con trombocitopenia
El síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS, por sus siglas en inglés), o trombocitopenia trombótica inducida por vacuna (VITT, por sus siglas en inglés), involucra coágulos sanguíneos combinados con niveles bajos de plaquetas, típicamente cinco días o hasta un mes después de recibir algunas vacunas específicas. Hasta el 24 de febrero, los CDC y la FDA habían confirmado 57 casos de TTS tras la vacuna de J&J, con más de 18,4 millones de dosis aplicadas, o cerca de tres casos por un millón de dosis. Las mujeres entre 30 y 49 años son más propensas a resultar afectadas, pero la enfermedad es inusual.
El doctor Adam C. Cuker, hematólogo especializado en coágulos sanguíneos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Pensilvania, calificó el artículo como “ridículo” y explicó que si bien el TTS/VITT pueden incluir coágulos en las piernas o los pulmones, los pacientes suelen presentarse más frecuentemente con coágulos en lugares muy inusuales, tales como trombosis de senos venosos cerebrales o algunas veces en las venas del abdomen.
“En la población general, esos son lugares bastante menos comunes para desarrollar coágulos que las piernas y los pulmones. Pero en esta afección, es bastante más común tener coágulos en esos lugares inusuales”, dijo.
Otra característica fundamental del TTS/VITT es que los pacientes tienen anticuerpos a una proteína llamada plaqueta factor 4. “Eso también es distinto a una gran variedad de coágulos, DVT, PE, donde los pacientes no tienen esos anticuerpos”, dijo Cuker. “Así que la VITT es una entidad muy distinta que tiene una fisiopatología única, una presentación clínica única, un perfil de laboratorio único”.
El tratamiento también es diferente. Usualmente, los coágulos se tratan con un anticoagulante como la heparina, pero ese medicamento puede agravar los casos de TTS/VITT. Una de las razones por las que los reguladores estadounidenses decidieron suspender la aplicación de la vacuna de J&J en abril, después de que los CDC y la FDA identificaron seis casos de TTS en mujeres más jóvenes, fue para poder informar a los profesionales de salud sobre esta diferencia en el tratamiento, como reportamos en ese momento.
Y contrario a la idea de que los CDC no brindan información sobre el TTS/VITT, la agencia sí mantiene alertas relacionados en numerosos lugares de su página web. A mediados de diciembre, los CDC comenzaron a recomendar las vacunas de Pfizer/BioNTech y de Moderna por encima de la vacuna de J&J debido al riesgo, bajo pero real, de esa afección.
Es importante destacar que ninguna vacuna contra el COVID-19 parece causar coágulos sanguíneos en líneas generales y que las vacunas de ARNm no han sido vinculadas con ningún problema de coágulos.
“Hasta la fecha, los CDC no han detectado patrones inusuales o imprevistos de coágulos sanguíneos, tales como trombosis venosa profunda (DVT) y embolismo pulmonar (PE) tras la vacunación”, nos dijo en una declaración el doctor John Su, funcionario médico del Equipo de Seguridad de Vacunas de los CDC. Sin embargo, dijo que habían ocurrido nueve muertes por TTS/VITT posiblemente causadas por la vacuna de J&J.
“Hay estudios de población muy amplios que involucran a millones de personas y muestran que no hay un incremento en el riesgo con las vacunas de Pfizer y de Moderna en cuanto a trombosis”, dijo Cuker. “Esa es evidencia muy, muy clara de que esas vacunas no causan coágulos”.
De hecho, la vacunación puede prevenir los coágulos sanguíneos.
“También hay evidencia muy clara de que tener COVID incrementa el riesgo de trombosis”, dijo Cuker. Así que las vacunas de ARNm no solamente “no incrementan el riesgo de trombosis, sino que incluso hay sugerencia de que lo disminuyen”, agregó, al citar un estudio israelí publicado en New England Journal of Medicine que evalúa los riesgos de infección por coronavirus y la seguridad de la vacuna de Pfizer/BioNTech.
“No es porque las vacunas sean anticoagulantes, es porque previenen el COVID”, dijo Cuker. “Evitan que las personas se enfermen demasiado con COVID, que es un gran factor de riesgo para los coágulos”.
Malinterpretación de un estudio de Oxford
En cuanto al estudio de la Universidad de Oxford, que supuestamente concluyó que “la cantidad de personas que desarrollaron coágulos sanguíneos tras ser vacunados era casi la misma para quienes recibieron las vacunas de Pfizer y de Moderna, que para quienes recibieron la de AstraZeneca”, el autor principal de la investigación nos dijo que eso es “engañoso y una malinterpretación”.
El estudio, que fue publicado en eClinicalMedicine en julio, usó reportes electrónicos de salud para hacer un análisis retrospectivo y evaluar el riesgo de trombosis venosa cerebral y trombosis venosa portal tras infecciones por coronavirus, en comparación con la vacunación con vacunas de ARNm o infección por influenza. La principal conclusión fue que ambos tipos de coágulos eran bastante más comunes después del COVID-19 que después de la vacunación o un episodio de influenza.
Basándose en una versión preliminar del estudio, MarketWatch, la página web de noticias citada por Gateway Pundit, concluyó erróneamente que los coágulos sanguíneos eran “tan prevalentes con las vacunas de Pfizer y de Moderna como con la de AstraZeneca”, según el cálculo del estudio de 4,1 eventos de trombosis venosa cerebral por millón de vacunas con ARNm y el estimado de la Agencia Europea de Medicinas de 5,0 eventos por millón de personas con la vacuna de AstraZeneca.
Pero esa conclusión es errada. El texto dice específicamente que “no podemos concluir que las vacunas de ARNm estudiadas aquí están asociadas con un mayor riesgo de CVT”, las siglas en inglés para trombosis venosa cerebral, y que “se necesitan muestras mucho mayores para responder a esa pregunta”.
Maxime Taquet, el investigador de Oxford que dirigió el estudio, explicó que su estimación de riesgo para las vacunas de ARNm fue muy incierto y tuvo amplios intervalos de confianza y, por lo tanto, no significa que las vacunas de ARNm muestren el mismo nivel de riesgo que la vacuna de AstraZeneca.
“El amplio intervalo de confianza significa que con nuestro estudio realmente no podemos estar seguros de cuál es el verdadero riesgo entre las personas que reciben una vacuna de ARNm y, por supuesto, es perfectamente compatible con el hecho de que el riesgo no aumenta comparado con el resto de la población”, dijo. “La razón por la cual el intervalo de confianza (es decir, nuestro grado de incertidumbre) es tan grande, es precisamente porque este es un evento tan raro y necesitamos poblaciones aún mayores para estimar claramente el riesgo”.
Debido a la confusión, Taquet dijo que su grupo decidió remover los estimados en la versión final del estudio.
El estudio ya publicado, que estuvo disponible bastante antes de que Gateway Pundit publicara su artículo, también hace mención a este punto, al subrayar que “los resultados de este estudio son consistentes con la hipótesis de que estas vacunas no están asociadas con un incremento de CVT”.
Finalmente, el artículo de Gateway Pundit intenta vincular un tuit publicado por Pfizer el 14 de febrero, que también advertía al público sobre la trombosis venosa profunda. El artículo sugiere que el tuit de Pfizer de alguna manera puede estar relacionado al tuit de los CDC y la vacunación contra COVID-19. Pero no hay evidencia de que el mensaje de Pfizer tenga algo que ver con el tuit de la agencia, y como lo hemos señalado, nada vincula a la vacuna de Pfizer/BioNTech con los coágulos sanguíneos.
Traducido por Luis Alonso Lugo.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.