Compendio SciCheck

Lo que parecen ser coágulos sanguíneos post mortem ordinarios se presentan en un video viral en internet como supuesta prueba de que existe un complot de despoblación que utiliza la vacuna contra el COVID-19 para matar a la gente. No hay pruebas que respalden esta teoría. El video, de una hora de duración, repite numerosas falsedades que ya han sido desmentidas. 


Historia completa

La desinformación disfrazada de documental ha sido una constante durante la pandemia del COVID-19, desde los videos “Plandemic” (Plandemia) que sugerían que la “elite científica y política” había planeado la pandemia, hasta el video de Stew Peters donde se afirmaba que la enfermedad estaba causada por veneno de serpiente secretamente inyectado en el agua potable por la Iglesia Católica y agencias del gobierno. 

Ahora otro video de Peters, un locutor de radio conservador, está dando vueltas en las redes sociales, acumulando millones de visitas en las grandes plataformas como Facebook y YouTube, y en plataformas de nicho como Rumble y Gab.

También ha sido promovido por destacados activistas antivacunas, como la organización Children’s Health Defense, de Robert F. Kennedy Jr., y la representante Marjorie Taylor Greene.  

El video, de un poco más de una hora de duración, muestra repetidamente en la pantalla lo que parecen ser coágulos de sangre post mortem, que suelen encontrarse en cadáveres. Aunque estos coágulos son comunes, el video presenta a nueve embalsamadores y directores de funerarias que describen los coágulos como una nueva anomalía y dan a entender que fueron causados por las vacunas contra el COVID-19. El video sugiere que esto es parte de un oscuro plan para despoblar el mundo. 

El video, titulado “Died Suddenly” (Murió repentinamente) no ofrece ninguna prueba para sostener esta teoría y, en cambio, se basa en referencias a teorías conspirativas anteriores, como la falsa afirmación que circuló a comienzos de año de que el Síndrome de Muerte Súbita por Arritmia estaba de alguna manera relacionado con la vacunación, la falsa y antigua afirmación de que los atletas se están cayendo muertos debido a la vacunación, y la afirmación falsa de que los pilotos están causando accidentes aéreos por culpa de la vacuna contra el COVID-19. 

Como la mayoría de las teorías conspirativas, esta contiene un pequeño grano de verdad. Una de las vacunas disponibles en Estados Unidos, manufacturada por Johnson & Johnson, puede causar un tipo particular de coágulos combinados con un bajo nivel de plaquetas. Pero la afección es muy rara, ha ocurrido en cerca de 4 casos por millón de dosis administradas, y en diciembre los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) recomendaron las dos vacunas de ARNm por sobre la de Johnson & Johnson. Solo cerca de un 3% de las dosis de vacuna administradas en EE. UU. han sido de Johnson & Johnson. 

Y los expertos dicen que los coágulos mostrados en el video parecen ser un tipo diferente de coágulo. 

“Solo con mirar los coágulos de sangre de la película, parecen ser coágulos de sangre post mortem muy comunes, y siento que solo se utiliza esas imágenes de coágulos sanguíneos porque producen impacto y pavor, para asustar a la gente”, dijo el doctor Eric Burnett, del Irving Medical Center de la Universidad de Columbia, a MedPage Today

Explicaremos más de eso a continuación. 

Afirmaciones de los embalsamadores no prueban que vacunas causen daño

Como dijimos, la afirmación central del video es que los embalsamadores han estado observando coágulos inusuales en cadáveres de personas y que estos coágulos han matado a gente y pueden deberse a la vacunación contra el COVID-19. Fotos y videos de coágulos de aspecto aterrador extraídos de cadáveres salpican la película. 

Mientras la cámara se desplaza sobre muestras de coágulos en tubos, Richard Hirschman, un director de funeraria y embalsamador con licencia en Alabama que aparece en el video, se pregunta: “¿Cómo puede ser que, repentinamente, estas cosas estén apareciendo en tanta gente?”. 

Mientras Hirschman saca uno de los coágulos de un tubo de ensayo y lo describe como “similar a un elástico o como un calamar”, el autor del video dice: “Por supuesto, esto explicaría el que la gente tenga derrames”. 

Hirschman apareció en un video publicado por la “Stew Peters Network” en Rumble en enero y sus aparentes hallazgos han sido destacados en otros sitios web de dudosa reputación. Pero una entrevista telefónica con FactCheck.org, nos mencionó que nunca había dicho que pudiera probar una conexión entre los coágulos que mostraba y las vacunas contra el COVID-19.

“No puedo demostrar qué es esto”, Hirschman le dijo a FactCheck.org en una entrevista telefónica. “No soy médico ni científico, nunca dije que lo fuera”. 

Más adelante, John O’Looney, director de una funeraria en el Reino Unido, toma otro espécimen y dice que los coágulos “toman la forma de los vasos en los que crecen” y el coágulo es lo que mató a la persona. 

Pero no existen pruebas de que los coágulos estén relacionados con la vacunación, ni son necesariamente anormales. Muchos de los coágulos que muestran, de hecho, parecen ser coágulos post mortem o coágulos sanguíneos que se forman después de la muerte, que no tendrían nada que ver con la vacunación o con el motivo de muerte. 

Burnett, el médico de Columbia, explicó en un video de TikTok donde desmiente el “documental” que los coágulos tienen muchos rasgos característicos de los coágulos post mortem

“Si se observan los coágulos post mortem a simple vista, estos son gelatinosos y parecen hechos de goma. Y si escucha a los embalsamadores en este documental, así es exactamente como describen estos coágulos nuevos y extraños”, dijo. “Los coágulos post mortem suelen adoptar la forma del vaso sanguíneo en el que se encuentran, y así es exactamente como estos embalsamadores describen estos curiosos coágulos nuevos que están encontrando. Están sacando estos moldes perfectos de vasos sanguíneos”. 

Otros expertos han llegado a la misma conclusión cuando otros verificadores de datos les han preguntado sobre afirmaciones similares realizadas por funcionarios de servicios funerarios, como Hirschman y O’Looney. 

“Las imágenes me parecen más bien coágulos post mortem, principalmente por el color, la forma y, particularmente, por la cantidad”, Nikolaus Klupp, un profesor asociado de medicina forense en la Universidad Médica de Viena, le dijo a Health Feedback en septiembre. 

“Los coágulos de sangre vienen de la refrigeración. Sucede en muchos cuerpos”, explicó a AFP el mismo mes la embalsamadora Monica Torres, de NXT Generation Mortuary Support. “Es solo que como había tantos cuerpos por procesar, muchos de ellos estuvieron en refrigeración por largos períodos de tiempo y por eso se les formaron coágulos sanguíneos. No es nada del otro mundo y esta gente está intentando hacer algo de ello”. 

Algunos de los coágulos podrían ser los que se forman antes de la muerte, ya que los coágulos de sangre son relativamente comunes, pero no hay pruebas de que las vacunas de ARNm contra el COVID-19 los causen, como hemos escrito

La vacuna de Johnson & Johnson puede en muy raras ocasiones causar un tipo muy particular de coágulo de sangre que incluye niveles bajos de plaquetas en la sangre, conocido como síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS, por sus siglas en inglés). Pero la afección no ha sido asociada a las vacunas de ARNm de Pfizer/BioNTech o Moderna, y no hay pruebas de que las vacunas aumenten el riesgo de coagulación de la sangre en general. 

Las investigaciones sugieren que la vacunación previene los coágulos sanguíneos al proteger contra el COVID-19, que aumenta el riesgo de coágulos y otros problemas de salud asociados.

La Asociación Nacional de Directores de Funerarias le dijo a PolitiFact en febrero que los embalsamadores habían observado un aumento en coágulos de sangre entre las muertes relacionadas con el COVID-19, incluyendo a personas vacunadas y no vacunadas. 

Jessica Koth, directora de relaciones públicas de la asociación, nos dijo en un correo electrónico que “los profesionales de servicios funerarios no están en absoluto cualificados para sacar conclusiones sobre las vacunas contra el COVID y los coágulos sanguíneos. No somos forenses ni médicos ni científicos”. 

Nos remitió a una publicación en el blog del director de funeraria y experto en embalsamamiento Ben Schmidt, quien calificó a estas afirmaciones como “clickbait”, o contenido creado para generar clics. Schmidt explicó que sería “extremadamente inusual que un embalsamador conociera el historial médico de alguien a menos de que sea cercano o tenga una relación con la persona difunta” y que el embalsamamiento “normalmente ocurre antes de que se comunique una causa específica de muerte al embalsamador, por no hablar de los registros de vacunación”.

Agregó que los coágulos post mortem “pueden formarse rápidamente mientras la sangre esté en estado líquido” y que el formaldehído coagula proteínas, como las que están en la sangre, durante el proceso de embalsamamiento. 

Hirschman nos contó que comenzó a notar los coágulos después de que las vacunas comenzaron a estar disponibles y que discutió sus ideas con algunos colegas y con su médico personal. No comunicó sus hallazgos con ninguna agencia federal o estatal de salud porque dijo que “no sabía a quién comentárselo”. 

En su lugar, acudió a una persona identificada en el video publicado en enero en “Stew Peters Network” como la doctora Jane Ruby. Ella tiene un doctorado en educación, pero no es médico, a pesar de usar una bata blanca y estetoscopio en fotos en las redes sociales

Durante el último año aproximadamente, Hirschman trajo a gente con la que trabajaba como embalsamador contratado en Alabama. Conocía a tres de los embalsamadores que aparecen en el video, dijo. 

Uno de ellos es Chad Whisnant, cuyo nombre aparece mal escrito en el video. 

Whisnant dirige una funeraria en Alabama con su esposa, Brooke. 

Él no contestó nuestras llamadas en busca de comentarios, pero Brooke Whisnant nos dijo en una entrevista telefónica que los coágulos mostrados en el video no son poco comunes y que ella no comparte las opiniones de su marido respecto a las vacunas, que han cambiado en los últimos años. 

“Ahora soy antivacunas”, dice Chad Whisnant en el video. “Antes no lo era”. 

“Ha sido un proceso lento, lento desde que Trump asumió el cargo”, dijo Brooke Whisnant sobre el cambio de creencias de su marido después de que el expresidente Donald Trump asumiera el cargo en 2017. “Ha sido un abismo muy extraño de desinformación en internet”, dijo. 

De hecho, la primera aparición de Chad Whisnant en el video hace referencia a un pedazo de desinformación muy utilizada de la cual ya hemos escrito. Los realizadores del video utilizan un clip de Bill Gates editado engañosamente para que parezca como que está diciendo que las vacunas podrían ser utilizadas para matar gente como parte de un esfuerzo de las elites para despoblar el mundo. Pero Gates en realidad estaba diciendo que la mejora de la atención médica y la reducción de mortalidad infantil, incluso mediante vacunas, pueden reducir el crecimiento de la población, lo cual sería importante en el futuro para limitar las emisiones de dióxido carbono. 

Brooke Whisnant también dijo que Hirschman había realizado servicios de embalsamamiento en su funeraria y agregó que ellos no saben quién ha sido vacunado y quién no entre los difuntos. 

Finalmente, vale la pena mencionar que parte del video utilizado en “Died Suddenly” fue tomado de un video educacional médico publicado en YouTube en abril de 2019. El procedimiento mostrado, conocido como embolectomía pulmonar, implica la extirpación quirúrgica de un coágulo, y normalmente solo se realiza en casos muy extremos. Dado que el video fue publicado en la primavera de 2019, no tienen ninguna conexión con las vacunas contra el COVID-19. (Además, al contrario de lo que afirma el “documental” hay varios métodos para identificar un coágulo problemático que no implican cirugía). 

En el siguiente video se comparan imágenes del video “Died Suddenly” y del video educacional publicado en YouTube en 2019. 

https://youtube.com/watch?v=nMgdC5y6b0Y%3Ffeature%3Doembed

Búsqueda en Google no da pruebas de muertes por vacunas

Una de las afirmaciones hechas con frecuencia a lo largo del video es que la gente se está cayendo muerta a causa de las vacunas contra el COVID-19. A pesar de la ausencia total de pruebas, esta afirmación se ha repetido innumerables veces, a menudo en referencia a los atletas o al síndrome de muerte súbita por arritmia.

Ambas versiones de esta afirmación ya han sido abordadas por nosotros y por otros verificadores de información, pero continúan propagándose en internet.

Por ejemplo, en los primeros diez minutos el video sugiere que una búsqueda en Google del término “died suddenly” (murió repentinamente) pondrá al descubierto muertes relacionadas con las vacunas. Pero de los 17 titulares que aparecen en la pantalla en este segmento, ninguna muerte ha sido atribuida a las vacunas, según información disponible públicamente.

En uno de los casos, la persona había muerto en un accidente de tráfico en 2017, tres años antes de que comenzara la pandemia. Su nombre era Eric Cruz y su madre, Dolores Cruz, escribió un artículo sobre su experiencia con el duelo que fue publicado en HuffPost. Sin embargo, la única parte de la historia que apareció en “Died Suddenly” fue el titular de su artículo: “Mi bondadoso y compasivo hijo murió inesperadamente. Esto es lo que quiero que usted sepa sobre el duelo”.

En otro caso, una mujer inglesa de 32 años murió semanas después de dar a luz tras sufrir una embolia pulmonar, un coágulo de sangre en el pulmón. Samantha Crosbie había sufrido dolores de la faja pélvica durante su embarazo, lo que le dificultaba moverse durante ese tiempo, poniéndola a riesgo de desarrollar coágulos sanguíneos, según explicó su madre, Jane Parker, al diario británico The Sun.

“Que Samantha no pudiera moverse mucho durante nueve meses, que no hiciera mucho, era una señal que podría haber sido resaltada”, dijo Parker a otro periódico, el Daily Mail. “Si ella hubiera sabido que corría más riesgo de tener un coágulo de sangre, estoy segura de que hubiera sido distinto”, añadió.

Toda la información estaba incluida en la noticia que cita “Died Suddenly”, pero lo único que mostró el video fue el titular: “Madre, de 32 años, muere apenas cinco semanas después de dar a luz por un coágulo ‘prevenible’’’.

En otro ejemplo, Robert Cormier, un actor que aparecía en la serie de televisión canadiense Heartland, murió el 23 de septiembre en lo que su familia describió como un “trágico accidente”. Su hermana indicó al Hollywood Reporter que murió a causa de las heridas que sufrió por una caída.

Pero lo único que mostró el video fue un titular que decía: “Muerte repentina de un actor de 33 años”.

Similarmente, las imágenes de video reproducidas en el segmento muestran a presentadores de noticias de televisión informando sobre la muerte del jugador que formaba parte del Salón de la Fama del Béisbol, Hank Aaron, sugiriendo falsamente que estaba relacionada con la vacunación contra el COVID-19. Como hemos escrito, Aaron se vacunó contra el COVID-19 como parte de una campaña de salud pública que fomentaba la vacunación poco después de que estuviera disponible, pero no hay pruebas de que eso tuviera algo que ver con su muerte. Murió por causas naturales a sus 86 años.

Uno de los últimos ejemplos de ese segmento es el de Jacob Clynick, un niño de 13 años de Michigan que murió el 16 de junio de 2021. Su muerte, que se produjo días después de haber recibido la segunda dosis de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer, fue notificada a los CDC y se investigó su posible relación con las vacunas.

La investigación determinó que no había relación causal entre las vacunas y su muerte.

“Las conclusiones a las que llegaron los CDC y los investigadores locales no encontraron pruebas de una relación causal entre la administración de la vacuna y la muerte de este joven”, señaló un comunicado de prensa del Instituto de Ciencias Forenses y Medicina de Michigan.

Así que, como hemos dicho, no hay pruebas disponibles públicamente que conecten alguna de las muertes a las que se hace referencia en esa porción del video con las vacunas contra el COVID-19 y, en algunos casos, las pruebas contradicen sus afirmaciones.

Más adelante en el video, los realizadores muestran imágenes de personas que se desploman, sugiriendo que fue a causa de las vacunas, pero, como han señalado otros, algunas de las imágenes son antiguas y no tienen nada que ver con la vacunación.

En un ejemplo se muestra a una mujer en Argentina cayendo de un andén a un tren en movimiento a principios de este año. La mujer, identificada solo por su nombre de pila en las noticias, sobrevivió al incidente, que no ha sido relacionado con las vacunas. Después dijo: “Estoy en tratamiento por problemas de audición y nutrición, y tengo que someterme a exámenes neurológicos”.

Afirmaciones erróneas sobre exceso de muertes y problemas de salud

A los veinte minutos de “Died Suddenly”, Peters presenta a la teniente coronel Theresa Long, una cirujana de vuelo del ejército quien, como experta del grupo antivacunas America’s Frontline Doctors, ha afirmado falsamente que las vacunas contra el COVID-19 contienen un ingrediente activo de los anticongelantes.

Mientras la cámara muestra un artículo noticioso con el titular “El CEO de una compañía de seguros de vida de Indiana dice que las muertes han aumentado en un 40% en personas de entre 18 y 64”, Long sugiere incorrectamente que el aumento de muertes se debe a las vacunas contra el COVID-19.

“Un 40%”, dice Long, mientras la cámara se enfoca en esta cifra en el titular. “Nadie siquiera, nadie ha calculado eso. Es apocalíptico”.

Pero el hecho es que el aumento de muertes estaba relacionado con el COVID-19, no con las vacunas. La cifra procede de una presentación de J. Scott Davison, presidente y director ejecutivo de OneAmerica, durante una conferencia de prensa sobre el aumento de casos de COVID-19 en Indiana en diciembre de 2021.

Davison dijo que las tasas de mortalidad en el tercer cuarto del año “aumentaron un 40% respecto a antes de la pandemia”, principalmente en personas en edad laboral. “Para que se hagan una idea de lo terrible que es esto”, añadió, “una catástrofe del tamaño de las que ocurren una vez en 200 años supondría un aumento del 10% respecto a la prepandemia”. 

Davison asoció el aumento con el COVID-19 en sí, no con las vacunas. Y añadió que las muertes notificadas como muertes por COVID-19 están “muy” subestimadas. Sus comentarios fueron tergiversados posteriormente por el Dr. Robert Malone y otros, y verificados por la Associated Press y PolitiFact a principios de este año. 

Según un análisis de datos de seguros de vida realizado en agosto por Jeffrey Morris, bioestadístico en la Universidad de Pensilvania, el incremento de muertes en adultos jóvenes y de mediana edad en otoño de 2021 estuvo relacionado con el COVID-19. “No hay pruebas de que estuviera conectado con las vacunas”, señaló.

A continuación, Long y el teniente coronel Pete Chambers, otro médico militar, mencionan la Base de Datos de Epidemiología Médica de Defensa o DMED, por sus siglas en inglés, que según ellos ha mostrado un aumento preocupante de dolencias médicas en militares causadas por las vacunas contra el COVID-19.

Esta afirmación fue desmentida a principios de 2021 por ReutersPolitiFact y Health Feedback, entre otros

“Al ver los datos de la DMED, me preocupa mucho que no tengamos un ejército en pie en cinco años”, afirma Long.

A continuación, el video muestra un fragmento de un debate sobre el COVID-19 organizado el 25 de enero por el senador Ron Johnson, en el que el abogado Thomas Renz presenta los datos de la DMED proporcionados por Long, Chambers y un tercer médico militar. 

“Los abortos espontáneos aumentaron un 300% sobre la media de cinco años. (…) Vimos un aumento de casi un 300% de casos de cáncer sobre la media de cinco años”, dice Renz, haciendo una mención especial a Ryan Cole, un médico de Idaho que ha afirmado sin fundamento que las vacunas causan cáncer y enfermedades autoinmunes. “Este es sorprendente… los problemas neurológicos, que afectarían a nuestros pilotos, un aumento de más del 1.000%”, continúa Renz.

Pero como hemos dicho, estas cifras no son válidas. Estos aumentos aparentes fueron producto de un error de datos en la DMED de los años 2016 a 2020. 

En febrero, una representante del Departamento de Defensa de EE. UU. dijo a Reuters que cuando la División de Vigilancia de las Fuerzas Armadas de su agencia de salud comparó la base de datos de la DMED con los datos de origen contenidos en el Sistema de Vigilancia Médica de Defensa, “descubrió que el número total de diagnósticos médicos de 2016-2020 accesibles en la DMED tan solo constituían una pequeña fracción de los diagnósticos médicos realizados durante esos años”.

Por lo que al comparar los datos de 2021, que estaban al día, con los de 2016-2020 “el resultado parecía un aumento significativo de la incidencia de todos los diagnósticos médicos en 2021 debido a que los datos de 2016-2020 estaban subestimados”, añadió la representante. 

El artículo también señala que la agencia bajó temporalmente la DMED “para identificar y corregir la causa de la corrupción de los datos”. La base de datos ya está de nuevo en línea.

Pero “Died Suddenly” sugiere falsamente que la base de datos se eliminó para evitar una investigación más a fondo e insinúa incorrectamente que aún no está en línea.

En ensayos controlados aleatorios y estudios de vigilancia, las vacunas contra el COVID-19 han demostrado ser muy seguras, causando a menudo efectos secundarios temporales y esperados, como dolor en el brazo, pero muy raramente daños graves.

Como ya hemos mencionado, la vacuna de Johnson & Johnson muy rara vez causa TTS y también puede aumentar el riesgo de padecer el síndrome de Guillain-Barré. Las vacunas de ARNm se asocian a un mayor riesgo de miocarditis y pericarditis, o inflamación del corazón o del tejido que lo rodea. Aunque es una realidad, el riesgo de que se produzcan estas afecciones es muy bajo y se observan principalmente en varones jóvenes. No hay pruebas de que las vacunas causen la amplia gama de problemas de salud que afirma el video.

No hay conexión entre la vacunación contra el COVID-19 y pérdida del embarazo

El último cuarto de “Died Suddenly” está dedicado a afirmaciones infundadas sobre el efecto de las vacunas contra el COVID-19 en el embarazo. Los estudios han demostrado repetidamente que las vacunas no están asociadas a un mayor riesgo de aborto espontáneo o muerte fetal, al contrario de lo que se expone en el video.

El video muestra una llamada telefónica con Michelle Gershon, descrita en la pantalla como una “enfermera denunciante de la sala de posparto de un importante hospital de Fresno, California”, que sugiere que el aumento de las muertes fetales en su hospital está relacionado con las vacunas contra el COVID-19. Como prueba, comparte un correo electrónico interno del hospital que muestra un número récord de “pacientes fallecidos” durante un mes.

Pero, como hemos escrito, no ha habido un aumento de muertes fetales en Fresno o en California tras la llegada de las vacunas contra el COVID-19. Y el correo electrónico, que no hace referencia a las vacunas contra el COVID-19, no indica en ningún momento que la cifra se refiera únicamente a la muerte fetal. La pérdida de embarazo, o el fallecimiento del feto, se refiere al fallecimiento en cualquier momento del embarazo. En EE. UU., las muertes anteriores a las 20 semanas de gestación son abortos espontáneos, mientras que las muertes posteriores a las 20 semanas (o a veces 28 semanas) se consideran muerte fetal.

Por esa razón, entre otras, no se puede calcular la tasa de muerte fetal a partir de la cifra del correo electrónico. Sin embargo, eso es precisamente lo que “Died Suddenly” hace, mostrando una presentación del Dr. James Thorp, un ginecólogo de Florida que ha difundido desinformación del COVID-19, en la que intenta erróneamente hacer un gráfico del supuesto aumento de muertes fetales usando la cifra en su cálculo. 

A continuación, Thorp repite este mismo proceso fallido usando dos cifras falsas de muertes fetales (más de 80 muertes fetales en Waterloo, Canadá, y 13 “fetos muertos en un período de 24 horas”) que nosotros y otros hemos refutado anteriormente.

Numerosos estudios no han encontrado relación alguna entre la vacunación contra el COVID-19 y un mayor riesgo de muerte fetal. De hecho, algunos han encontrado un riesgo menor, probablemente porque las vacunas protegen contra el COVID-19, y se sabe que la enfermedad aumenta el riesgo de muerte fetal.

A continuación, Thorp afirma sin pruebas que hay un “aumento sustancial de abortos espontáneos, de defectos de nacimiento” como resultado del uso de las vacunas, y el video muestra una serie de imágenes de bebés con deformidades. Se sugiere que las fotos son de bebés nacidos de madres que habían sido vacunadas, pero eso no es cierto.

Dos de las imágenes son muy anteriores a la disponibilidad de las vacunas. La primera, como señaló en Twitter el Dr. Frank Han, cardiólogo en la Universidad de Illinois en Chicago, procede de un estudio científico publicado en 2011. La segunda, que muestra a un niño nacido sin nariz, es una foto de Associated Press de 2015 que se incluyó en un reportaje sobre el niño en el popular programa televisivo Today Show.

Una tercera imagen de un bebé nacido antes de abril de 2021 ha sido tomada de un video de YouTube publicado por una clínica de cirugía plástica en la India. No hay ningún indicio de que el paladar hendido del niño se deba a las vacunas contra el COVID-19. La India ni siquiera autorizó las vacunas contra el COVID-19 para embarazadas hasta julio de 2021, y el país en ese momento no estaba usando ninguna de las vacunas contra el COVID-19 autorizadas en EE. UU.

El video prosigue con otra afirmación sobre la pérdida de embarazo en la que Long, la cirujana de vuelo del ejército, afirma falsamente que un documento de Pfizer “describió que el 83% de las mujeres embarazadas que se vacunaron acabaron con un bebé muerto”.

Otros proveedores de desinformación han malinterpretado el documento anteriormente, como hemos escrito, para afirmar erróneamente que mostró que el 44% de las mujeres vacunadas tuvieron un aborto espontáneo. De nuevo, los estudios han demostrado que las vacunas contra el COVID-19 no aumentan el riesgo de aborto espontáneo y pueden reducir el riesgo de muerte fetal al proteger contra el COVID-19.

Anteriormente en el video, Long también cita incorrectamente el mismo documento de Pfizer como prueba de que las vacunas están dañando a la gente y son parte de una conspiración para matar personas intencionalmente.

“Creo que si se mira al (…) informe de análisis posterior a la comercialización y a los 1.291 eventos adversos, no creo que se obtuvieran mediante pruebas de diagnóstico. Creo que han sido pruebas de confirmación”, dijo Long. “Usted encargó un producto, quiso que el producto matara a la gente, que pagará a los accionistas y consiguió exactamente lo que encargó”.

Excepto que el documento de Pfizer, que cubre los tres primeros meses de distribución de las vacunas, no revela nada de eso, como hemos escrito. Describe los eventos adversos reportados después de la vacunación, que no son necesariamente causados por esta, y “confirma un balance favorable entre los beneficios y los riesgos” de las vacunas. En otras palabras, el documento es una prueba de la seguridad duradera de las vacunas.

En cuanto a los 1.291 eventos adversos, se trata de una malinterpretación del apéndice del documento, que enumera por orden alfabético todos los eventos adversos de especial interés que Pfizer estaba vigilando. No es una lista de los problemas de salud detectados después de la vacunación o que se haya demostrado que se deben a ella.

Afirmaciones sobre baja en tasa de natalidad

El “documental” también culpa infundadamente a las vacunas contra el COVID-19 de una baja en la tasa de natalidad en varios países.

En un segmento que se identifica en pantalla como una audiencia ante el Parlamento húngaro en 2022, una mujer dice, en húngaro doblado al inglés, que en enero “ocurrió algo que no había sucedido en décadas: la tasa de natalidad cayó un 20% en comparación con el mismo periodo del año anterior”. Y añade que, según el Centro de Estudios Económicos y Regionales, el “drástico descenso se produjo justo nueve meses después de que comenzara la vacunación masiva contra el COVID en Hungría”.

No hay pruebas de que la vacunación contra el COVID-19 haya disminuido la tasa de natalidad o reducido la fertilidad.

Datos preliminares de la Oficina Central de Estadísticas de Hungría muestran una disminución del 11,6% en el número de nacimientos durante el primer cuarto de 2022, en comparación con el mismo periodo del año anterior. Pero la disminución se reduce a menos del 5% en los totales acumulados del segundo y el tercer cuarto, y esos totales son casi idénticos a las cifras de hace unos años.

Expertos citados en la prensa húngara dijeron que la disminución en los nacimientos en enero de este año podría deberse a varios factores, entre ellos, que la gente pospusiera tener hijos debido a la pandemia, o por querer planear un embarazo después de vacunarse. También podrían reflejar el impacto de las políticas usadas para aumentar la población, que podrían haber incentivado a las familias a tener hijos antes de lo que lo hubieran hecho normalmente, impulsando los nacimientos en 2020 y 2021, pero reduciéndolos artificialmente en años posteriores. Según los datos, las cifras de nacimientos en 2022 son muy similares a las de 2019.

Más tarde, el video muestra un gráfico que supuestamente traza el descenso de la tasa de natalidad en varios países, pero sin fechas ni fuentes, por lo que ni siquiera está claro a qué se compara. El peor declive en la lista, del 70%, es el de Australia.

No hemos podido encontrar ninguna prueba que respalde esta estadística. La tasa de fertilidad de Australia viene disminuyendo desde la década de 1960, según el Instituto Australiano de Estudios de la Familia. La tasa de natalidad cayó de 64 por cada 1.000 mujeres en 2010, a 56 por cada 1.000 mujeres en 2020. La tasa de fertilidad alcanzó un mínimo histórico en 2020, y los funcionarios dijeron que las “irrupciones del COVID-19” podrían haber jugado un papel. Pero en 2021 la tasa de natalidad aumentó por primera vez en una década (un 5,3% más que en 2020), y algunos sostienen que los confinamientos podrían haber tenido un impacto positivo.

Traducido por Elena de la Cruz y Catalina Jaramillo.