P: ¿Cómo las personas que no han sido vacunadas contra el COVID-19 ponen en riesgo a las personas que han sido vacunadas?
R: Una persona no vacunada que está infectada con COVID-19 presenta un riesgo mucho mayor para quienes no están vacunados. Pero las vacunas no son 100% efectivas, por lo que existe la posibilidad de que una persona no vacunada pueda infectar a una persona vacunada, especialmente si son vulnerables, tales como ancianos e individuos inmunodeprimidos.
PREGUNTA COMPLETA
¿Cómo pueden los no vacunados ser una amenaza para los vacunados? ¿De qué manera? ¿Cuál es el riesgo exactamente?
RESPUESTA COMPLETA
La pregunta anterior no fue hecha por un lector de SciCheck, sino que por Tucker Carlson en su programa de Fox News el 13 de septiembre .
Cuando la hizo, Carlson estaba hablando del discurso del 9 de septiembre del presidente Joe Biden. En este, Biden anunció que había ordenado al Departamento del Trabajo que elaborara una regulación de emergencia temporal para empresas con 100 o más empleados, requiriendo que los trabajadores estén completamente vacunados o que se hagan pruebas de detección del coronavirus SARS-CoV-2 al menos una vez por semana.
“El resultado final: vamos a proteger a los trabajadores vacunados de los compañeros de trabajo no vacunados”, dijo Biden. “Vamos a reducir la propagación del COVID-19 aumentando la proporción de la fuerza laboral que está vacunada en compañías de todo Estados Unidos”.
Carlson argumentó que la propuesta de Biden era para controlar a los estadounidenses, no la salud pública, y cuestionó el por qué los vacunados debían ser protegidos.
“Prácticamente cada frase del discurso reforzó un solo punto una y otra vez. Y fue este: sus compatriotas estadounidenses son peligrosos para usted”, dijo Carlson en el segmento, cuyos clips han recibido alrededor de 1 millón de visitas en Facebook e Instagram. “Podrían matarle. Y eso incluye a su familia, incluye a sus amigos, incluye a las personas que se sientan a su lado en el trabajo. Todas estas personas son una amenaza para usted y solo la administración de Biden puede salvarlo”.
“Piensen en ello por un momento”, continuó Carlson. “¿Tiene sentido? Si la vacuna funciona, y nos aseguran rotundamente que funciona y nos castigan si cuestionamos lo bien que funciona, entonces ¿cómo pueden los no vacunados representar una amenaza para los vacunados? ¿cómo? ¿cuál es exactamente el riesgo presentado a los vacunados por los no vacunados? Joe Biden no nos dio la respuesta. No nos lo dijo porque no lo sabe. Nadie lo sabe. No hay respuesta”.
No es la primera vez que Carlson pone en duda la efectividad de las vacunas. Pero los expertos le dijeron a FactCheck.org que las personas no vacunadas contra el COVID-19 sonuna amenaza potencial para las personas que han sido completamente vacunadas contra la enfermedad.
“Cuando la gente me pregunta ‘qué es lo peor que dice la gente que está en contra de las vacunas’ es cuando dicen, ‘¿Qué le importa lo que yo hago? Usted está vacunado’”, nos dijo en una entrevista telefónica el Dr. Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Filadelfia (CHOP, por sus siglas en inglés).
Offit dijo que esa forma de pensar se basa, en parte, en la creencia incorrecta de que las vacunas son 100% efectivas a la hora de prevenir una infección o enfermedad, lo que no es cierto con ninguna vacuna.
El Riesgo
Aunque todas las vacunas aprobadas y autorizadas para su uso en Estados Unidos son efectivas para prevenir enfermedades sintomáticas, es de esperar que después de la vacunación haya casos de COVID-19 en personas vacunadas, quizás incluso ahora más debido a la variante delta del virus que es más contagiosa.
En un informe sobre la epidemiología del virus y las vacunas contra el COVID-19 actualizado el 17 de septiembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) incluyeron un análisis de varios estudios realizados en EE. UU. y otros países sobre la efectividad de la vacuna contra la variante delta. El informe señaló que desde la introducción de la variante la efectividad de la vacuna contra las hospitalizaciones osciló entre un 75% y un 95%, y la efectividad contra las infecciones osciló entre un 39% y un 84%, dependiendo de la región. Eso en comparación con una oscilación pre-delta de entre un 84% y un 97% de efectividad frente a hospitalizaciones, y una oscilación de entre un 72% y un 97% de efectividad contra infecciones.
Offit explicó que “incluso si ha recibido una vacuna, todavía hay una posibilidad”, aunque “mucho menor”, de “que pueda contraer una infección sintomática” después de contraer el virus de una persona no vacunada. “Todavía existe la posibilidad de que pueda contraer una infección grave y todavía existe la posibilidad de que pueda ser hospitalizado o morir a causa de esa infección”.
En particular, las personas inmunodeprimidas, que ya tienen un sistema inmunitario moderada o gravemente debilitado, “son especialmente vulnerables al COVID-19 y es posible que no desarrollen el mismo nivel de inmunidad” con las vacunas en comparación con las personas que no están inmunodeprimidas, según los CDC. Es por eso que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó una tercera dosis de las vacunas de ARNm para ciertos individuos inmunodeprimidos.
El Dr. Mounzer Agha, hematólogo y director del Centro de Cánceres de la Sangre Mario Lemieux del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh, quien ha estudiado los cánceres de la sangre y las vacunas, le dijo al Washington Post en mayo que los pacientes con cáncer que no desarrollan inmunidad y protección de las vacunas necesitan que las personas a su alrededor estén vacunadas. “Todos conocemos a alguien que tiene cáncer. Y si le importa esa persona, debe ponerse la vacuna y decirle a sus amigos que se la pongan”, dijo Agha al Post.
Además, hay estudios que muestran que la eficacia de la vacuna contra infecciones y formas más leves de la enfermedad disminuye con el tiempo, y los ancianos pueden experimentar inmunosenescencia, una respuesta inmunitaria reducida debido al envejecimiento. El 17 de septiembre, el Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos Relacionados de la FDA recomendó por unanimidad una autorización de uso de emergencia para una dosis de refuerzo de la vacuna Pfizer/BioNTech para personas de 65 años o mayores y aquellas con “alto riesgo de padecer un COVID-19 grave”, que sería administrada al menos seis meses después de completar la serie primaria de dos dosis.
Actualización, 25 de septiembre: La FDA enmendó la autorización de uso de emergencia de Pfizer para permitir la dosis de refuerzo, y los CDC emitieron recomendaciones para ciertas poblaciones. Estas recomendaciones dicen que las personas de 65 años o mayores, residentes de centros de cuidados a largo plazo, y las personas de 50 a 64 años con afecciones subyacentes deberían recibir una dosis de refuerzo de la vacuna de Pfizer/BioNTech al menos seis meses después de haber completado la serie inicial de dos dosis. La agencia dijo que otros dos grupos, aquellos entre 18 y 49 años con afecciones subyacentes o entre 18 y 64 con mayor riesgo de exposición al COVID-19 por su trabajo o entorno institucional, “pueden” recibir la dosis de refuerzo al mismo tiempo “según sus beneficios y riesgos particulares”.
Los CDC monitorean los informes de hospitalizaciones y muertes que ocurren luego de “infecciones en vacunados”, término que se usa cuando una persona contrae el coronavirus que causa el COVID-19 al menos dos semanas después de recibir todas las dosis recomendadas de una de las vacunas aprobadas o autorizadas. La agencia solía informar de todos los casos de infecciones en vacunados, incluidas las enfermedades asintomáticas y leves, pero en mayo, cambió su sistema de notificación para centrarse en los “casos graves de infecciones en vacunados”.
Al 13 de septiembre, los CDC habían recibido informes de 15.790 pacientes vacunados, con COVID-19 que fueron hospitalizados o murieron. Esa cifra es de entre los 178 millones de personas en EE. UU. que han sido completamente vacunadas contra el COVID-19.
Aproximadamente una quinta parte de las muertes (516 de 3.040) y hospitalizaciones (2.562 de 12.750) fueron “asintomáticas o no estaban relacionadas con el COVID”, dijeron los CDC.
El Hospital de Niños de Filadelfia de hecho había respondido a la pregunta de Carlson hace años en un artículo anterior al COVID-19 titulado “Si las vacunas funcionan, ¿por qué las personas no vacunadas representan un riesgo?”
Además de la cuestión de que todas las vacunas tienen menos de un 100% de efectividad, el artículo del hospital publicado en septiembre de 2017 señaló que mientras más personas no vacunadas hay en una población, mayor transmisión del virus.
“Cuanto mayor sea el número de personas no vacunadas en una comunidad, más oportunidades tienen los gérmenes de propagarse. Esto significa que los brotes son más difíciles de contener y todos corremos un mayor riesgo de exposición, incluidas las personas vacunadas”, dijo el artículo.
El epidemiólogo de la Universidad Johns Hopkins, David Dowdy, dijo algo similar.
“Desafortunadamente, aunque las vacunas son altamente efectivas y particularmente efectivas contra enfermedades graves, no son perfectas”, nos dijo en un correo electrónico. “Por lo tanto, siempre que aumentan las tasas de contagios, el riesgo aumenta para todos”.
Basándose en la cantidad de casos de COVID-19, Dowdy calculó que en comparación con mediados de junio, el riesgo de desarrollar COVID-19 en los EE. UU., sin importar el estado de vacunación, se había multiplicado 15 veces a mediados de septiembre, cuando los CDC dijeron que había contagios comunitarios elevados en todos los estados.
“En otras palabras, existe un mayor riesgo de que una persona vacunada contraiga COVID-19 en septiembre que de que una persona no vacunada contrajera COVID-19 en junio, solo porque el riesgo ha aumentado para todos”, dijo Dowdy.
Aún así, el riesgo es mayor para los no vacunados. Un estudio de los CDC publicado el 10 de septiembre, pero basado en datos de abril hasta mediados de julio, encontró que debido a la variante delta los no vacunados (incluidos aquellos que solo fueron vacunados parcialmente) tenían casi cinco veces más probabilidades de infectarse, aproximadamente 10 veces más probabilidades de requerir hospitalización y casi 11 veces más probabilidades de morir de COVID-19 que las personas completamente vacunadas.
Y en varios estados hay tantas hospitalizaciones relacionadas con el COVID-19 (la gran mayoría de pacientes no vacunados) que las camas en las unidades de cuidados intensivosestán casi al límite de su capacidad, lo que no solo dificulta el tratamiento de los pacientes con COVID-19, sino también el de aquellos con emergencias médicas no relacionadas con la enfermedad.
También es posible que una persona no vacunada pueda transmitir el virus a un padre vacunado que podría transmitirlo a un niño o niños menores de 12 años, quienes no son elegibles para ser vacunados en este momento. El 20 de septiembre, Pfizer y BioNTech anunciaron los resultados de estudios clínicos que mostraban que su vacuna era segura y efectiva en niños de 5 a 11 años, pero la vacuna aún debe ser autorizada o aprobada por la FDA en ese grupo etario.
En un artículo de opinión del Washington Post el 15 de septiembre, la Dra. Leana Wen, médico de emergencia y profesora visitante de salud pública en la Universidad George Washington, y Sam Wang, profesor de neurociencia en la Universidad de Princeton, compararon el no estar vacunado en público a conducir borracho.
“Los que argumentan que la vacunación es únicamente una cuestión de elección individual dirían que usted puede optar por protegerse. Si está vacunado, ¿por qué le importa si los demás a su alrededor no lo están?”, escribieron los profesores. “Pero nuevamente, considere la analogía: tres de cada ocho personas muertas no son el conductor borracho sino sus pasajeros o personas en otros vehículos. Del mismo modo, con el covid-19 el riesgo no solo es asumido por la persona que toma la decisión, sino también por otras que se cruzan en su camino”.
“La vacuna es simultáneamente como un gran cinturón de seguridad y la opción de conducir sobrio”, añadieron. “El cinturón de seguridad reduce la posibilidad de sufrir lesiones graves en un accidente. Conducir sobrio reduce ante todo el riesgo de un accidente. La vacuna hace ambas cosas, pero sigue teniendo importancia si está rodeado de conductores imprudentes. Ninguna vacuna es 100 por ciento efectiva y cuanto más virus hay a nuestro alrededor, en este caso transmitido por los no vacunados que tienen cinco veces más probabilidades de infectarse y por lo tanto de propagar el coronavirus, más probabilidades hay de que los vacunados se infecten”.
No todo el mundo estará de acuerdo con esa comparación, pero de todos modos es una ilustración del riesgo que existe.
Traducido por Elena de la Cruz.
Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.