¡La fortuna de ser una Mujer Madura!
Soy una dama que no envidia nada.
No envidio la delgadez de una joven, porque lo fuí y a veces no me sentía felíz de ser así.
Ahora veo mis curvas y me encantan, porque sé que mi cuerpo tierno se transformó en una mujer. Madura sí, pero plena también, una mujer que disfruta ser amada, deseada, que no tiene complejos, ni prejuicios.
A mis años, no deseo tener la piel lisa y sin estrías o lonjitas, porque, he dado vida, he aumentado de peso, he pasado por la dicha de ser madre, y he corrido el riesgo de dar a luz a un hijo.
He ganado batallas contra la muerte, y este cuerpo ha sido resistente, y le aplaudo su valentía, su bondad al hospedar en él, a los tesoros más valiosos de mi vida.
A mis años no envidio un rostro sin arrugas o terso, porque hoy han pasado los años, incontables desvelos, problemas, enfermedades, y tristezas.
A veces no he podido sonreír y otras he reído a carcajadas…
Y este rostro que ahora tiene marcas, son las huellas que ha dejado cada sonrisa, cada lágrima, cada enojo.
Cada día en la playa y cada invierno.
Estas huellas que representan momentos, instantes, anécdotas, vivencias, experiencias.
Quizá no sea tan impecable como a los 17, pero es hermoso a mis años,porque es mi vida que ha dejado líneas en mi rostro como recordatorio de que sigo viva…
A mis años, no necesito verme más joven, atraigo más miradas a ésta edad, elijo con claridad quién está en mi vida, y quien tiene que salir.
No tolero desaires, ni inseguridades.
No permito que me intoxiquen, ni que me manipulen.
A mis años, no celo, no reviso celulares, ni vigilo a nadie.
A esta edad, me gusta que me quieran, que me amen.
Y si ya no me quieren, tampoco quiero.
Y si no me aman, abro la puerta, a nadie ato, a nadie tengo a la fuerza.
A mis años, no estoy para mendigar, estoy para recibir a toneladas, a borbotones.
Estoy para vivir, no para sufrir.
A mis años, sé quiénes son mis amigas, y las cuento con los dedos, porque tengo pocas, pero son de poca…
Son mis confidentes y confío en ellas.
Y son únicas, porque yo sólo estoy con quien quiere estar conmigo.
Yo no reclamo ni exijo amistad.
Si alguien me falla, se va.
Y punto final.
Se perdonar, pero se alejarme también de quien me lastima.
A mis años, me visto a mi manera, me peino como quiera.
A veces puedo ser sexy, atrevida y otras tierna, femenina.
A veces soy elegante y otras solo pantalón, pants, salgo a la calle…
A veces no me peino en todo el día y la pijama permanece sin que me preocupe nada, porque a estas alturas no me afecta que dirán de mi, ni pretendo quedar bien con nadie.
Quien me ama, sabe que hoy puedo estar sin maquillaje, y me acepta así.
Y también sabe que puedo ir a la tienda despampanante simplemente porque me dió la gana verme así.
A mis años, no voy a cambiar por nadie.
Si me equivoco, asumo mis consecuencias.
A mis años, no permito que nadie me juzgue, me permito cometer errores, me castigo algunas veces, pero me aplaudo mil veces más.
A mis años, no necesito que nadie me reconozca, ni que vean mis logros.
Yo me abrazo, yo me felicito, yo me reprendo.
A mis años, sé confiar en Dios, porque he recorrido camino con el.
Lo he conocido y sé que no falla.
Se cuando quiere probarme y abrazarme.
Se caerme en sus brazos, y dejar que el actúe en mis perplejidades y dificultades.
Sé, que aunque soy una mujer, siempre seré la niña de sus ojos.
Y me rindo a sus pies.
A mis años…
No voy a lucir para otros.
No voy a dejar nada por nadie.
A mis años, soy libre.
Libre de pensamiento, de decisión.
Libre dentro de mis valores y principios.
A mis años, doy en abundancia amor, amistad y lealtad.
Si me corresponden soy felíz y si no, doy las gracias y adiós.
Y eso me hace inmensamente felíz.
A mis años, no molesten mujer siendo ella, no debe ser interrumpida.
Es un placer ser yo.
A mis años…
Para ti, que tienes la fortuna de ser una mujer madura.