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Está demostrado que Paxlovid, la píldora antiviral de Pfizer para el COVID-19, previene el COVID-19 grave y la muerte. Una publicación en internet en la que se alega que el medicamento es un “fraude” y que “debería ser retirado del mercado” omite esta importante información y dice erróneamente que la ivermectina es superior.


Historia completa

Un ensayo controlado aleatorio y estudios en el mundo real han encontrado que en determinados pacientes, Paxlovid, la píldora antiviral de Pfizer para el COVID-19, reduce el riesgo de COVID-19 grave y de muerte.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó el fármaco para pacientes no hospitalizados “con alto riesgo de desarrollar COVID-19 grave”, en diciembre del año pasado, basándose en un ensayo controlado aleatorizado que descubrió que la medicación tenía una eficacia de alrededor del 88% en la prevención de hospitalización y muerte en adultos no vacunados y de alto riesgo, con COVID-19.

Las personas de alto riesgo con COVID-19 leve o moderado pueden tomar un tratamiento de cinco días de Paxlovid, siempre que empiecen a tomar las pastillas dentro de los primeros cinco días del inicio de los síntomas. Paxlovid consta de dos conjuntos de comprimidos que se toman juntos: nirmatrelvir, un nuevo inhibidor de la proteasa que impide la reproducción del coronavirus, y ritonavir, un medicamento ya existente que aumenta los niveles de nirmatrelvir en la sangre.

Posteriormente, varios estudios observacionales han constatado que Paxlovid es eficaz en el mundo real, sobre todo en personas mayores de alto riesgo y las que no están vacunadas, pero también en algunas personas vacunadas.

Sin embargo, una publicación en línea compartida en las redes sociales afirma que el medicamento es un “fraude” y “debería ser retirado del mercado”. Después de resaltar casos muy conocidos de rebote del COVID-19 después de tomar Paxlovid, entre otras razones, la publicación recomienda a la gente a utilizar tratamientos no aprobados contra el COVID-19, incluyendo la ivermectina, sobre la cual dice falsamente que es “muy eficaz” y mejor que el Paxlovid.

“Recuerde, cuando se trata del COVID-19, el tratamiento temprano es crucial, y hay protocolos eficaces disponibles de inmediato, no solo de la FDA, CDC o incluso la mayoría de los hospitales”, dice la publicación.

Este es un consejo peligroso y equivocado.  Aunque existen preocupaciones legítimas sobre los rebotes del Paxlovid (situación en la que los pacientes se recuperan pero luego vuelven a dar positivo o a tener síntomas) y dudas sobre cuán frecuentemente debe prescribirse Paxlovid, el fármaco es una terapia recomendada contra el COVID-19 que ha demostrado salvar vidas. La ivermectina, por el contrario, ha fracasado repetidamente en mejorar a pacientes con COVID-19 en ensayos.

La publicación está escrita por Joseph Mercola, médico osteópata y defensor de la medicina natural, y aparece en el sitio web de Children’s Health Defense, el grupo antivacunas de Robert F. Kennedy. Ambos son fuentes frecuentes de desinformación sobre el COVID-19 y otros temas de salud

La FDA ha enviado cartas de advertencia a Mercola, que vende suplementos dietéticos en su sitio web, por presentar de forma engañosa ciertos productos como seguros y/o eficaces en el tratamiento o la prevención de enfermedades, incluido el COVID-19.

Descripción engañosa de Paxlovid

El artículo de Mercola argumenta que, debido a que Paxlovid “se asocia ampliamente con infecciones de rebote y las personas que toman el tratamiento aún pueden transmitir el COVID-19 a otros”, debería ser retirado del mercado.

Pero los medicamentos no tienen que impedir la transmisión viral para ser exitosos, y ese no fue el motivo para autorizar Paxlovid como tratamiento contra el COVID-19. Se autorizó porque un ensayo controlado aleatorio descubrió que las personas no vacunadas y de alto riesgo, sin una infección previa, que tomaron las pastillas mostraron muchas menos probabilidades de ser hospitalizadas por COVID-19 o de morir, en comparación con las personas que no las tomaron. El resultado final del ensayo descubrió que el riesgo de hospitalización o muerte era un 86% menor al tomar Paxlovid.

Estudios observacionales posteriores en el mundo real han confirmado estos resultados iniciales. Un estudio, publicado en octubre en la revista Lancet, halló que cuando la subvariante BA.2 ómicron dominaba en Hong Kong, el uso de Paxlovid se asoció a un riesgo de muerte 66% menor y un riesgo de hospitalización 24% menor en una población en su mayoría mayor (60 años o más) o no vacunada, en comparación con los que no recibieron ningún tratamiento antiviral. 

Un estudio sin publicar de pacientes de 50 años o más en Massachusetts y New Hampshire determinó de forma similar que el riesgo de hospitalización tras un diagnóstico de COVID-19 durante una oleada de ómicron fue 45% menor entre las personas a las que se les prescribió Paxlovid, con una mayor reducción entre las que no estaban vacunadas o tenían sobrepeso.

Un estudio israelí publicado en junio identificó un riesgo 46% menor de desarrollar COVID-19 grave o de muerte entre adultos de alto riesgo que tomaban Paxlovid, independientemente de su estado de vacunación. El análisis sugirió además que el fármaco era más eficaz en personas de 60 años o más, en las que padecían enfermedades cardiovasculares y neurológicas, y en las inmunodeprimidas.

Otro estudio israelí, publicado en agosto en el New England Journal of Medicine, encontró que en personas de 65 años o más, el riesgo de hospitalización y muerte por COVID-19 fue significativamente menor entre los que recibieron Paxlovid, aunque no hubo tal beneficio en personas más jóvenes, de entre 40 y 64 años.

Nada de esto se menciona en el artículo de Mercola. (Otro estudio, publicado después de la aparición del artículo de Mercola, también determinó que Paxlovid se asociaba a una tasa de hospitalización por COVID-19, 51% menor entre adultos estadounidenses, incluyendo adultos vacunados y previamente infectados). La publicación tampoco explica que, según las directrices del tratamiento del COVID-19 de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés), Paxlovid es el tratamiento preferido para pacientes que no están hospitalizados.

Los anticuerpos monoclonales, que anteriormente funcionaban bastante bienno parecen ser eficaces contra las últimas subvariantes de ómicron, y Paxlovid ha superado de manera sistemática al otro antiviral oral, el molnupiravir.

“Paxlovid es prácticamente el más importante”, nos dijo en una entrevista telefónica David Boulware, médico-científico especializado en enfermedades infecciosas en la Universidad de Minnesota que ha estudiado tratamientos contra el COVID-19. “Es una terapia importante. Para personas inmunocomprometidas, personas con alto riesgo de complicaciones graves, este va a ser el fármaco preferente”.

Por supuesto, Paxlovid no es perfecto. Algunos pacientes con enfermedades hepáticas o renales, o aquellos que ya están tomando ciertos medicamentos, no deben tomarlo, aunque muchas de las interacciones farmacológicas peligrosas pueden evitarse si las personas dejan de tomar temporalmente los medicamentos problemáticos.

Y aparte de la población original estudiada en el ensayo clínico aleatorio, todavía se desconoce exactamente quiénes se benefician de tomar Paxlovid. Como hemos escrito, existe un debate sobre cuán ampliamente debe recetarse Paxlovid, sobre todo a individuos más jóvenes o de menor riesgo, y a personas vacunadas o previamente infectadas por el coronavirus, ya que los beneficios son menos claros o menos importantes.

El ensayo clínico de Pfizer que evaluó Paxlovid entre personas de “riesgo estándar”, que inicialmente incluía a adultos de alto riesgo vacunados con al menos un factor de riesgo de padecer una enfermedad grave, así como a personas no vacunadas de bajo riesgo, no cumplió su objetivo principal de mejorar de forma sostenida todos los síntomas durante cuatro días consecutivos. 

En el ensayo, entre los vacunados de mayor riesgo se produjo una reducción del 57% en hospitalización o muerte por COVID-19, pero este resultado no fue estadísticamente significativo porque hubo muy pocas hospitalizaciones o muertes tanto en el grupo de placebo como el de Paxlovid. Otro subanálisis sugirió que el fármaco podría haber reducido el número de visitas médicas diarias de todo tipo, incluidas las citas de telesalud, un resultado que probablemente no sea convincente para la mayoría de las personas.

“Hay algo de verdad en el hecho de que probablemente se prescribe en exceso”, dijo Boulware sobre la administración de Paxlovid a personas que podrían caer formalmente en la definición de alto riesgo que usan los CDC, pero que en realidad siguen siendo de bajo riesgo, como una persona de 25 años con asma.

Boulware dijo que creía que el beneficio de Paxlovid era pequeño incluso en personas mayores vacunadas, en parte porque las vacunas funcionan muy bien.

“Pero ciertamente tiene un beneficio en personas de edad avanzada, que están inmunocomprometidas, que no están vacunadas, que no han tenido una infección previa”, añadió.

En cuanto a la afirmación de que no detiene la transmisión viral, Boulware dijo que, en teoría, dado que el medicamento reduce la carga viral, se esperaría que Paxlovid redujera, pero no eliminara la transmisión, aunque todavía no hay datos al respecto.

Rebote del COVID-19

Gran parte de la publicación de Mercola se centra en el rebote del COVID-19, o el resurgimiento de la carga viral de una persona, que puede hacer que alguien dé positivo después de haber dado negativo, a veces acompañado de una reaparición de los síntomas. El artículo detalla varios ejemplos de personajes públicos, como el presidente Joe Biden, el Dr. Anthony Fauci y la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), la Dra. Rochelle Walensky, que experimentaron una recaída después de tomar Paxlovid.

Como hemos escritomuchos expertos creen que el fenómeno del rebote es más probable después de tomar Paxlovid, pero aún se desconoce su incidencia y hay reactivaciones incluso sin haber tomado Paxlovid.

Pfizer nos dijo en un comunicado que la compañía cree que los rebotes “son poco comunes y no se asocian solamente a un tratamiento específico”.

La empresa informó en junio en un estudio sin publicar que, en su ensayo principal, las cargas virales de los pacientes de COVID-19 se reactivaron tras el tratamiento en el 7,0% de los receptores de Paxlovid y en el 4,1% de los receptores del placebo. En ambos grupos del ensayo participaron casi 1.000 personas.

Un estudio preliminar sin publicar hecho público este mes sugiere que las tasas de rebote podrían ser mayores, con o sin Paxlovid. El estudio realizó un seguimiento prospectivo de 170 personas que dieron positivo en la prueba de COVID-19 y cumplían los requisitos para tomar Paxlovid. Se determinó que el 14,2% de las personas que eligieron recibir Paxlovid y el 9,3% de las que optaron por no tomar el fármaco, volvieron a dar positivo en una prueba de antígeno, y que el 18,9% de las personas que tomaron Paxlovid y el 7,0% de las que no lo hicieron experimentaron la reaparición de síntomas. Aunque los resultados apuntan a que el rebote es más frecuente después de tomar el fármaco, el estudio era demasiado pequeño y sin capacidad estadística para identificar diferencias entre los grupos.

Como prueba de que el rebote es problemático, la publicación de Mercola cita un informe de los CDC de mayo que describe rebotes del COVID-19 después del tratamiento con Paxlovid. Pero Mercola no menciona que la agencia afirma explícitamente en negrita que el medicamento “sigue siendo recomendado”.

Para las personas que no son realmente de alto riesgo, y que probablemente no se beneficien mucho de Paxlovid, Boulware dijo que el aumento de riesgo de rebote es una razón válida para no tomar el medicamento. Pero no debería disuadir a aquellos a quienes el medicamento puede ayudar.

El rebote del COVID-19 puede ser molesto y prolongar el tiempo que alguien necesita aislarse, pero no parece desarrollar enfermedades graves.

“Advertimos a los pacientes de la posibilidad de un rebote con nirmatrelvir-ritonavir, pero en el caso de los pacientes con riesgo de desarrollar una enfermedad grave (como los que tienen una edad avanzada o múltiples comorbilidades), los beneficios potenciales del tratamiento superan con creces cualquier posible inconveniente derivado del rebote”, escribieron los autores de una revisión en UpToDate sobre el tema. “En cambio, no utilizamos nirmatrelvir-ritonavir simplemente para acortar la duración de la excreción viral en personas que no tienen un alto riesgo de progresión, ya que la posibilidad de rebote anula este efecto”.

En cuanto a los numerosos casos de rebote en personas de alto perfil, los ejemplos de Mercola son verídicos, pero las anécdotas probablemente no sean representativas. Boulware sospecha que uno de los factores en juego  es cuándo se administra el tratamiento con Paxlovid. Si el medicamento se administra muy poco después del diagnóstico, como suele ocurrir con los políticos y médicos de alto perfil, el rebote podría ser más probable, añadió.

“Creo que en la persona media, que tarda un par de días en obtener un diagnóstico, hablar con un médico, pedir una receta e ir a la farmacia, el rebote es menos común”, dijo

Afirmaciones falsas sobre remdesivir y la ivermectina

Al tiempo que califica indebidamente al Paxlovid de “fraude”, Mercola también hace afirmaciones falsas sobre otros medicamentos.

Mercola afirma incorrectamente que el remdesivir, un antiviral intravenoso aprobado para tratar el COVID-19, “con frecuencia causa graves daños a los órganos y, a menudo, la muerte”, y afirma que la ivermectina, un medicamento antiparasitario, “ha sido muy eficaz contra el COVID-19 y ha demostrado superar al menos a otros 10 medicamentos, incluido el Paxlovid”.

Boulware dijo que ambas afirmaciones eran falsas. Como hemos escrito, los ensayos clínicos no han encontrado que el remdesivir sea peligroso para pacientes con COVID-19. Los pacientes que reciben remdesivir deben ser supervisados, y el fármaco no debe utilizarse en algunos pacientes con enfermedades renales, entre otros. Pero eso no significa que el fármaco no pueda utilizarse con seguridad.

El estudio que Mercola cita para sustentar su afirmación, un pequeño ensayo controlado aleatorio realizado en China a principios de 2020 y publicado en la revista Lancet, concluyó que el remdesivir fue “tolerado adecuadamente”. Si bien hubo más pacientes en el grupo de remdesivir que en el de placebo que dejaron de tomar el medicamento debido a eventos adversos, un porcentaje similar de pacientes en ambos grupos experimentaron eventos adversos o murieron. “Los investigadores del centro consideraron que todas las muertes ocurridas durante el periodo de observación no estaban relacionadas con la intervención”, dice el documento.

Boulware dijo que, de todos modos, el remdesivir no se utiliza mucho en terapias fuera del hospital, ya que debe administrarse por vía intravenosa. 

La creencia de que la ivermectina es muy eficaz contra el COVID-19 y es mejor que el Paxlovid también es incorrecta. Amplios ensayos aleatorios cegados controlados con placebo han fracasado repetidamente en identificar beneficios clínicos relevantes en el uso de ivermectina contra el COVID-19, como hemos escrito.

Mercola cita engañosamente un estudio computacional para sustentar su afirmación sobre la superioridad de la ivermectina. Utilizando un modelo informático para estimar la capacidad de 10 fármacos “prometedores” para fijar una proteína crítica del coronavirus, los autores descubrieron que la ivermectina “mostró la mayor afinidad para fijarse”, lo que según ellos sugiere que la ivermectina podría ser la “el medicamento candidato más eficaz”. Pero los autores también dicen que “es crucial seguir investigando para corroborar estas afirmaciones”.

Es más, un estudio por computadora de fijación con proteínas no supera los numerosos estudios clínicos que nos dicen cómo actúan los dos fármacos en las personas, que muestran claramente que Paxlovid es la terapia superior.

Traducido por Elena de la Cruz.

Nota del editor: El Proyecto de Vacunación/COVID-19 de SciCheck es posible gracias a una beca de la Robert Wood Johnson Foundation. La fundación no tiene control alguno sobre las decisiones editoriales de FactCheck.org, y los puntos de vista expresados en nuestros artículos no reflejan necesariamente el punto de vista de la fundación. El objetivo del proyecto es aumentar el acceso a información precisa sobre el COVID-19 y las vacunas, y reducir el impacto de información errónea.